Iron Hide, Silk Heart | Eric Coulter Fan Ficción

#12: ¿Esto está permitido?

Miré a Eric, sintiéndome algo decepcionada de haberme retratado de esa manera.

Hey, si él piensa que soy virgen, ¡deja que lo piense! Todo lo que me preocupa es cómo esta noche iba a terminar.

Ahora que él se sentó, tenía una oportunidad de dejar que mis ojos recorrieran su torso cincelado.

No creí que fuera posible que un hombre tuviera cuatro pares de abdominales. Santo cielo, nunca voy a salir viva.

Sus diabólicos ojos también escanearon mi cuerpo, y de repente me sentí expuesta en mis jeans y sostén. Sé que él me había visto así varias veces, pero dado que estábamos muy cerca de quedar desnudos, me sentía un poco mareada.

"¿Algo anda mal?" preguntó casi con preocupación.

Lo miré.

"No, solo me preguntaba si voy a salir de aquí viva." Dije con una pequeña sonrisa.

Su sonrisa creció y él se inclinó para cernirse sobre mí.

"Bueno si me dejas, puedo asegurarte que definitivamente saldrás de aquí cojeando."

Oh Dios, esto es demasiado.

"¿Esto está permitido?" pregunté mientras él comenzaba a besar mi cuello.

"Nop."

Mi mente comenzó a girar. El hecho de que lo que estábamos por hacer estaba prohibido lo hacía más emocionante. El pensamiento de tener sexo con él en realidad me hizo gemir en voz alta.

Eric se paró y salió de encima de mí, agarrando mi mano y acostándose conmigo en el suelo. La alfombra blanca de felpa se sentía bien contra mi espalda, y la forma en la que él comenzó a desprender mis jeans envió una ola de ansiedad sobre mí. Lo quería, y no quería esperar más tiempo.

Levanté mis caderas para facilitarle que me sacara mis pantalones, dejándome en mi sostén rosa deportivo y mis pantalones cortos transparentes.

Esa hambrienta, primitiva mirada volvió a los ojos de Eric mientras barrían mi figura, como si él fuera un león de montaña y yo, su presa.

"Voy a tratar de ser suave, pero no puedo prometer eso." Advirtió.

Mordí mi labio, dándole una mirada juguetona. Luego coloqué mis manos en su pecho y lo aparté de mí, acostándolo en su espalda. El rápido movimiento hizo que me mirara confundido.

Me subí arriba de él y comencé a mover mis caderas contra las suyas, sintiendo su muy prominente deseo por mí a través de sus jeans. La impotente mirada en su cara no tenía precio, y me hacía sentir poderosa.

Sus manos sostenían mi cintura firmemente, casi poniendo mi cuerpo más cerca del suyo, si eso era posible. Me incliné a su oreja y susurré,

"Este no es mi primer rodeo compañero."

Cuando me alejé, la sorprendida mirada en su cara me hizo reír. Sorpresa rápidamente se convirtió en fingido enojo y él dijo, "¡Perra traicionera!"

Él me cambió de posición tan rápido, que ni siquiera me di cuenta que estaba en el piso hasta que él se sacó sus pantalones. Agarró mis bragas con ambas manos y las deslizó lentamente por mis piernas, sus ojos pegados a mi parte femenina.

"Oh mierda." murmuró para él mismo.

Debe estar admirando mi piercing.

Lo miré lo más inocente que pude, y él me disparó una salvaje mirada.

"Será mejor que te agarres de algo..."