- Mi hermana arruinó todos mis planes. Si tan solo hubiera sido más prudente nada de esto hubiera pasado... - hablé entre dientes dando vueltas por mi habitación como bestia enjaulada.
- Echarle la culpa no te sirve de nada. - habló mi tía.
Uno de estos días romperé ese maldito cristal de una vez por todas.
- Nadie te está pidiendo tu opinión. - contesté seca.
- Lo sé, es opcional.
Pero qué descaro, ¿Cómo osa hablarme así? Yo soy la reina, ella ya perdió su oportunidad. Desearía borrar esa sonrisa de su rostro.
- ¿Sabes en cuanto tiempo estará lista la poción del abuelo Pabbie?
- No. - contesté de mala gana. - Ya está tardando demasiado...
No me convence mucho la idea de que vuelvan a borrarle la memoria. Lo malo es que sabe demasiado y eso no me conviene en lo absoluto.
- Intentaré hablar con ella. - dije por fin.
- ¿Qué dices? - preguntó sorprendida, rodé los ojos fastidiada.
- Lo que escuchaste evidentemente. - respondí sarcástica, odio que las personas hagan eso. Lo acabo de decir, no posee sordera extrema ni pérdida de la memoria. Solo son idiotas incapaz de comprender algo tan simple.
Salí por el pasillo hasta la habitación de mi hermana, no estaba muy lejos de la mía, me cercioré de controlar todos sus movimientos así. Toqué delicadamente pero no abrió...
Esta niña está colmando mi poca paciencia.
- Anna abre. - exigí pero no obtuve respuesta. - Sé que estás ahí ¡abre!
- Le temo a los monstruos...y hay uno parado en mi puerta. - respondió después de un rato, no tengo tiempo para jueguitos. Azoté la puerta con ayuda de mis poderes, hice un gran estruendo. En cuanto pasé se miré a Anna en el piso, junto a su cama de sábanas rosas, tenía la cara metida entre las rodillas.
Me acerqué lentamente, fingiendo paciencia, toqué suavemente su espalda a lo que esta respondió con un rechazo total, parándose como resorte y subiéndose a la cama dándome la espalda.
Suspiré pesado. Necesito engañarla para calmarla.
- Vete de aquí... quiero estar sola.
- No me rechaces hermana. - mi voz era suave y pausada.
- Eso debiste de pensarlo antes... ¿Cómo pudiste hacer eso? - se giró a verme con los ojos cristalinos, me senté en el borde de su cama con mantas rosas.
- Eran débiles... sino lo hacía yo lo hubiera hecho otro peor y correrían un verdadero peligro.
- ¡El peligro fuiste tú! Congelaste al rey y usurpaste al trono.
- Les brindé protección... sabes que nadie se mete conmigo y por eso Arendelle está seguro, si hacía lo mismo con Overland ¿no crees que sus habitantes lo estarán también?
- B-bueno s-sí...
- Eso es lo que quiero, si no hay amenazas cerca no podrán llegar a ti. - me acerqué para acariciarla pero tomó mi mano.
- ¿Lo haces por mí? - preguntó dudosa, asentí moviéndose para abrazarla a lo que correspondió un tanto distante.
- Claro que sí... te amo hermana. - me estrechó fuertemente. Oh, no sabes cuánto me agrada tu fe ciega hacia mí, hermanita.
- ¿No dijiste que el amor te hacia débil? - preguntó en susurro en mi oído.
- Tú eres mi debilidad... - murmuré contra sus cabellos, volvió a abrazarme de manera efusiva.
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"La Tirana de Hielo" (Jelsa)
RomanceLa reina Elsa de Arendelle, hermosa como ella sola y malvada como nadie con el corazón hecho hielo. Desde el día de su coronación se ha encargado de propiciar miedo y pánico conquistando reinos y asesinando o esclavizando a cualquiera que se atrevie...