Control

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El primer baile de Kristoff y Anna fue entre flores de todo tipo, jamás olvidaría la pelirroja cada detalle, sobre todo al observar aquella fantástica sorpresa después de que fuese descubierto su amor a estas. Poco a poco todos les siguieron en una verdadera danza alegre, ellos eran felices, se veían relajados y sin preocupaciones, para todos, la boda era un respiro de alivio.

– ¿Por qué una mujer tan hermosa como usted no está en la pista?

Ingrid levantó la vista del bebé y le sonrió a aquel hombre.

– No suelo bailar mucho, me temo que he perdido la práctica, Rey Trevor. – Inclinó levemente la cabeza. – Pero según tengo entendido, su Majestad es muy diestra en ello, – señaló a Valka que tenía entre sus brazos a su pequeña nieta. – Seguro le haría el favor.

Valka le miró con la ceja arqueada, pero no pudo negarse cuando Ingrid tomó al bebé y el Rey la tomó a ella, no había bailado desde la muerte de Estoico, hace poco más del año. Y el ambiente era irresistible.

Ingrid optó por sentarse mientras la bebé reía con ella y, en el fondo sus padres le miraban de manera recelosa, no confiaban en Elsa, mucho menos en la misteriosa tía, pero hasta el momento, no parecía una amenaza.

– ¿Viste la mirada que tenía sobre mi madre? – se burló Elsa. – Muchos desean bailar con ella y no en la pista precisamente.

– Te he dicho mil veces que si no vas a decir algo coherente, mejor no digas nada. – Bufó poniéndose de pie.

– ¡Eso sí es coherente! Que más de uno se sientan atraídos por mi madre hermosa, misteriosa y con grandes pechos es totalmente natural. – Soltó la carcajada al ver su mueca.

– Ja ja ja, que gracia me da tu comentario. – La fulminó de manera sarcástica y ella levantó los brazos con inocencia.

– Sólo soy una bruja franca.

– ¿Recuerdas como acabó? – Pitch arqueó una ceja.

– Decirle a la gente sus verdades es la peor arma al parecer. – Se acarició el mentón. – Eso me da una idea.

– Ni te atrevas. Yo quiero que los hagas sangrar y retorcerse del dolor, que solo lloren por estúpidos sentimientos no es divertido. – Advirtió Pitch. – Yo no te crie para eso.

– Torturarlos de manera psicológica mientras lo hago de forma física deja una doble satisfacción. – Objetó. – Y hablando de eso... hace mucho que no me divierto.

Sonrió de forma perversa saliendo de su habitación, que Pitch viera el espectáculo de la maldita boda de su hermana, ella tendría otro show más placentero y divertido. Los pasillos del castillo estaban casi vacíos, únicamente de vez en cuando se veía a uno que otro guardia merodeando y eso le complacía.

El castillo había cambiado mucho, si antes se tenía un mínimo respeto por Anna, ahora no había límites, Elsa misma tenía a sus prisioneros favoritos en las habitaciones de invitados, el palacio tenía cientos de estas donde anteriormente se habían alojado importantes reyes, nobles y celebridades de alto prestigio, pero ahora solo servían para cumplir los perversos deseos de la joven Reina. Las habitaciones de Alto Rango estaban en otra ala intactas, de vez en cuando un suertudo tenía la dicha de pasar por ahí a complacer a la platinada cuando deseaba hacerlo en su cuarto, pero las veces eran mínimas, pocos esclavos le gustaban lo suficiente para darles el honor.

Entró al primero que vio, había un chico encadenado y su sonrisa se ensanchó.


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"La Tirana de Hielo" (Jelsa)Where stories live. Discover now