Doble Traición

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Helga estaba petrificada, completamente sorprendida tanto por la llegada de Ingrid como por lo que planeaba hacer.

–Ingrid, ¿estás segura?

–Me duele seguir viendo a Elsa así, y me duele lo que estoy haciendo pero sé que es lo mejor. Ella necesita estar a salvo de sí misma para evitar que siga dañando a los demás. – Bajó la mirada cabizbaja, el pesar se notó brevemente en sus hombros.

–¿Cómo está Arendelle? – Jack preguntó con un tono preocupado y ella hizo una mueca al verle, y más aún, al lado de su esposa.

–Eso es algo que a ti no te importa. – Espetó cortante enfrentándolo con la vista, todos se dieron cuenta del resentimiento en su voz.

–Jack les dio asilo a varios Arendallianos protegiéndolos de su sobrina, está más que claro que le importa Arendelle. – Su madre, la Reina Katryn habló e Ingrid levantó una ceja desafiante.

–Eso era lo menos que podía hacer después de que por su culpa. – Lo señaló con el dedo. – Arendelle está sufriendo. Sin embargo, no me interesa el más mínimo hablar de ti, así que si desean que les diga cómo pueden aprehender a mi sobrina, ya que está más que obvia su incompetencia hasta ahora, él debe marcharse. – Jack apretó los labios, realmente le dolía el desprecio de Ingrid.

–Por supuesto que él no va a… – Jack interrumpió a Conejo.

–No, está bien, Canguro. Ya me voy. – Sonrió tristemente. – Lo siento, Ingrid. – Murmuró antes de irse a los aposentos de Kristoff, debía decirle sobre la inesperada visita.

–¿Y bien? – Escupió Eric. – ¿Nos va a decir algo interesante?

–Les diré dónde y cuándo exactamente podrán agarrar a Elsa y a Pitch, tú dime qué tan interesante es eso.

Todos guardaron silencio mientras Ingrid hablaba, lo que contaba no era agradable y sólo incrementaba el odio hacia Elsa y las atrocidades que hacía, pero en ningún momento dudaron de lo su palabra, conocían lo que era capaz de hacer y no les sorprendió todas las muertes, torturas y el sufrimiento que se escondían tras los muros del castillo.

–Damas y Caballeros, Sus Majestades y Altezas Reales, les pido amablemente que se acerquen, la ceremonia comenzará en unos momentos. – El vocero Real habló captando la atención de todos, entonces Ingrid se dio cuenta de que los hombres y mujeres que la escuchaban eran más que al principio y que los únicos que seguían en su propio mundo eran seguramente los peones de los líderes. Se calló se golpe a media frase con una sonrisa.

–Estoy ansiosa por ver lo espléndida que se verá Anna. – Sonrió de lado y se dio vuelta dejando a todos los demás expectantes. Su sonrisa se esfumó al ver una silueta acercarse con una mueca, la reconocería donde fuese.

–¿Madre? – Elsa se acercó confundida y a la vez sorprendida. Todos los que iban detrás de Ingrid se maldijeron mentalmente, eso seguramente había sido una trampa para ganar tiempo y que ella se metiera sin problemas en el castillo.

Sacaron sus armas y apuntaron a ambas rubias torpemente. Elsa arqueó una ceja desafiante con una sonrisa burlona en los labios, su expresión se pareció enormemente a la que la mayor había hecho anteriormente. Ingrid rodó los ojos fastidiada mientras Elsa levantaba sus manos; nieve se acumuló en su mano derecha y polvo negro en la otra. Todos tragaron en seco, sabían que estaban vulnerables frente a ella que no se lo pensaría para acabarlos, solo rogaban porque sus muertes fueran rápidas. Ingrid tomó a Elsa de las manos y las bajó. La rubia le miró de lado confundida.

–¿Qué estás haciendo?

–Vine a la boda de mi sobrina, ¿y tú?
La sorpresa reflejada en Elsa por verla y hacer aquello les tranquilizó e hizo quedar en claro que Ingrid venía por su propia cuenta y que había sido sincera en ofrecer su ayuda.

"La Tirana de Hielo" (Jelsa)Where stories live. Discover now