11...Enfrentamiento

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Por alguna razón me pareció tierna y divertida su expresión de sorpresa y miedo, Jack se incorporó confundido tratando de articular alguna palabra. Recargué mi cuerpo con mi codo con una sonrisa, y después de un rato habló al fin.

- Pero...todo el mundo cree que...

- Soy más lista que todo el mundo.

- ¿C-ómo?

- ¿En verdad quieres saber?- cuestioné arqueando una ceja, negó.

- Sí...bueno no..., es sólo que, ¿matar a tus padres? Yo nunca... podría imaginarlo siquiera.

- ¿Tus padres viven?

- Bueno, solo mi madre ahora. -murmuró agachando la cabeza. No puede parecer más patético en este momento, pero yo me lo busqué, no debí preguntar. Decidí cambiar de tema.

- Hace cuanto que conoces a Kristofforo? -pregunté mirando como reía con mi hermana.

- ¿Eh? A...Kristoff, bueno mucho de verdad, somos como hermanos.

- Quién lo diría...mi hermana con el tuyo y tú de mi esclavo. -comenté con un tono de gracia. -¿Es bueno para Anna?

- Eso creo, nunca lo vi tan ilusionado con ninguna otra doncella. Y es el hombre más noble que conozco.

- Tú solías ser solo campesino ¿o un guerrero?

- ¿Por qué lo pregunta?

- Solo limítate a contestar, yo no te tengo que dar ninguna explicación. -endurecí mi tono. ¿Qué se cree?

- He estado en el campo de batalla.

- Al igual que tu amiguito, e igual de patéticos... ahora me reconforta saber que está con mi hermana alguien controlable por mí. - Eché el cuerpo para atrás sin quitarles la vista de encima. 

- ¿No quiere que pase lo mismo que con el príncipe de Las Islas del Sur?

- Bueno. - sonreí ladeando la cabeza.- Eso fue muy... interesante.

- ¿Qué le rompieran el corazón a su hermana?

- No, la forma en que lo pagó. - Sonreí lobunamente.

- ¿Cómo yo?

Me giré a verlo ¿desde cuándo tiene estas agallas? Sin embargo, solo agachó la mirada sabiendo la respuesta.

- Hum...no lo sé, tal vez puedas llegar a ser mejor que él. - intenté animarlo tomándole de la mano. Oh cariño, yo también quiero creer que puede. Jack me miró a los ojos. Fruncí las cejas.

- ¿Acaso son un copo de nieve? ¿Por qué? - Era la primera vez que me tomaba el tiempo de mirarle a los ojos de día.

- Mi hermana iba a caer a un lago mientras patinábamos. - Comenzó observando el horizonte. - La salvé y caí. Sentí miles de cuchillos perforándome y estuve a punto de morir pero algo me rescató; Era la Luna, y desde entonces tengo habilidades especiales.

Oh no, no puede ser cierto. Me levanté incorporándome y solo me sonrió.

- ¿Tienes los mismos poderes que yo solía poseer? - Estaba sorprendida, alarmada.

- ¿Acaso ya... los perdió?

- No del todo... probaré algo contigo.

- Puede hacer conmigo lo que le plazca. -murmuró bajando la cabeza con un ligero rubor. Se ve tan insignificante y tierno.

- Te dije que odio que bajes la mirada.

- Lo...lamento, mi Reina...

Tomé un pequeño pedazo de cristal y le corté el brazo. Dio un respingo pero lo acerqué a mí.

- ¿Qué pasa?

- Me encanta tu sangre...sabe malditamente bien. -respondí y lamí su brazo, era tan dulce. - Quita ese rostro, llevo una semana sin practicar el canibalismo.

Reí por lo bajo y su expresión aumentó mi risa. Quiero jugar un rato, aún hay tiempo.

- Eres tan adictivo para mí. - seguí mi camino por su brazo, llegando a su pecho. Miré nuevamente a mi hermana cerciorándome de evitar otro incómodo momento entre nosotras.

Recorrí su pecho con mis labios, me senté a horcajadas en su regazo mientras adentraba mis manos en su torso, impaciente. Subí a su cuello, dándole lengüetazos traviesos a la vez que presionaba más nuestras pelvis, un calor abrasador surgió en ambos, me fui acercando lentamente y susurré en su oído. - Mi cuerpo te desea...

- ¿Por...qué?

- No sé, con Anna no es lo mismo, creo que estamos hechos con la misma malicia. Siente el contacto de nuestra piel, miénteme y dime que no lo deseas también. - Me apoyé en sus hombros firmemente, me moví sobre su entrepierna, provocando el bulto que comenzaba a sobresalir.

- Yo...amm....

- ¿Quieres hacerlo, verdad? Quieres que te castigue...

- Ajá... - murmuró apenado, cerrando los ojos. No podía articular cualquier otra palabra.

- Entonces no lo haré. - Me separé de él poniéndome de pie de golpe. Sonreí. - Regresemos al castillo que mi hermana ya se fue con su noviecito.

- ¿Q-ué?... ¿có-mo qué...usted, no...? - Comenzó a tartamudear con el ceño fruncido.

- Ya me deseas, mi obligación es hacerte sufrir, eres mi esclavo y tu sufrir me ocasiona placer. No es difícil adivinarlo.

Le di la espalda y caminé al salón. Hoy llega Pitch y no he preparado nada por estar con él; Necesito los ingredientes, necesito el conjuro y la fecha exacta. Mañana tendré que salir al pueblo.

- Espere...- me tomó repentinamente de la mano acorralándome en la pared. ¿Cómo se atreve?

- Suéltame ahora si no quieres perder tu corazón.

- Perdería toda mi sangre por usted, pero, necesito saberlo. Me está carcomiendo la curiosidad.

- Qué bien, cuando te consuma me encargaré de que tengas algo mejor que la fosa común. Te lo mereces cariño. - Guiñé un ojo divertida.

Tomé ambas manos y las congele, esa situación no era agradable para mí. Pero, para mi suerte, derritió el hielo. Fruncí los labios y resoplé. Era obvio, ahora que ha revelado sus poderes quisiera usarlos más ha menudo, pero desde que se escapó, ha tenido un gran cambio de actitud conmigo. ¿Acaso me extrañaste, cariño?

- ¿Qué quieres saber? - espeté molesta.

- Usted dijo que no tenía corazón por lo que fue inmune al veneno, adora mi sangre y nunca he escuchado su corazón latir, viste de negro, no durmió ninguna vez que... la pasamos juntos y no sangra. ¿Quién es realmente usted?

Su determinación era sorprendente, me tenía prácticamente acorralada en la pared. Su respiración se volvía entrecortada. Observé sus rosadoa labios con detenimiento, esto es como....no, es simplemente imposible.

- Yo te responderé todo eso...

Maldición. Se apartó de mí al sentir la sombra de Pitch, ambos se miraron fijamente, él parecía molesto mientras que Jack se mantenía callado.

- Ella es mi aprendiz desde que era una niñita. Hijo de la Luna. Con mi ayuda a esclavizado más personas de las que podrías contar, torturado y matado todavía más. En unos días, nuestro plan maestro saldrá a flote y rogarán misericordia de nosotros.

- Eso no es verdad. - lo enfrentó y ambos abrimos los ojos sorprendidos.- Ellos te detendrán con su ayuda...y lo sabes, Coco...

Lo miré sorprendida. ¿Cómo es que no me di cuenta antes? Esto no se quedará así. Eso es seguro.

- ¿Ellos? - interferí furiosa.- ¿Quiénes?

Tragó saliva. Pitch me fulminó y yo a Jack.

"La Tirana de Hielo" (Jelsa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora