5...Maldad

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- ¿Qué quiere realmente? - preguntó una vez que bajé y me senté en la silla frente a él.

- Divertirme contigo. -dije con una sonrisa.- Y si no quieres, dímelo de una vez que tengo muchas cosas planeadas para Overland.

- No. -se apresuró a decir.- Es solo que esto es tan repentino...

- Mira, soy tu dueña y harás todo lo que te diga.

- ¿Y entre ellos está torturarme con el potro?

- Créeme de la forma en que pienso usarlo contigo te encantará. - Una sonrisa socarrona surcó mis labios.

- ¿Y cuáles son las reglas?

- No desobedecerme es mi única regla. Ahora, quítate la camisa.

Apretó los labios y lentamente se la quitó dejando ver su tonificado pecho.

- ¿Cuál era tu función en Overland? - Ladee la cabeza, inspeccionando cada músculo.

- Cumplir órdenes.

- ¿Y aprendiste bien?

- Eso creo...

- Bien. Quítame el vestido - le dije arqueando una ceja y mordió su labio.

- No...no creo que...

- Obedéceme.

Suspiró pesado y se acercó a mí buscando a tientas hasta que lo logró y quedé en paños menores. Reí.

- Apuesto a que ni siquiera conoces la anatomía de una mujer. -me burlé y bajó la cabeza.- Solo porque eres tan patético te perdonaré y daré el privilegio de hacerlo en la cama.

- ¿Dónde pensaba hacerlo? - preguntó siguiéndome al primer piso.

- Lo descubrirás después... ahora. -bajé a la altura de sus pantalones y se los bajé completos dejándole plenamente desnudo.

Me puse de pie y un rubor apareció en sus mejillas. Debo admitir que su inocencia da ternura.

- Recuéstate. -ordené y se acostó en la cama boca arriba, me senté sobre él.

Besé su cuello impartiendo pequeños besos y su pulso comenzó a aumentar. Bajé por su pecho hasta llegar poco antes de su amiguito. Me deshice de lo poco que llevaba puesto y le miré a los ojos.

- Cuando entres en mí. - lo tomé con ambas manos y un gran gemido salió de su boca.- Muévete rápido y usa las caderas ¿entiendes?

- Sí...- jadeó.

- ¿Sí qué? - preguntó sonriendo y lo apreté.

- ¡Mi Reina! - gimió.





Anna todavía no se dignaba a aparecer y Kristoff estaba nervioso, no lo culpo. La tensión se siente en el aire y mi compañía no es tan agradable.

- ¿Por qué tarda tanto? - pregunté molesta y ambos bajaron la mirada. Bueno... Jack ya estaba cabizbajo.

- Revisa porqué Anna no está aquí. -le ordené a siervo y cuando iba a salir, Anna apareció toda despeinada en esta.

- Lo siento...estaba descansando y fue mi error.

- ¿Qué fue exactamente lo que pasó? - pregunté intentando parecer interesada y comprensiva.

"La Tirana de Hielo" (Jelsa)Where stories live. Discover now