4... Mi Reina

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Las dos hermanas se fueron al comedor donde ya estaban a la mesa el albino y el rubio.

- ¿No empezaron sin nosotras cierto? - preguntó la pelinaranja con una sonrisa y ambas tomaron su lugar; la Reina en la cabecera, su hermana a su derecha, Jack a la izquierda y Kristoff a un lado de Anna.

- Traigan la comida. -ordenó la Reina colocándose la servilleta y las dos sirvientas se fueron por ella con una reverencia.

- ¿Y bien? - rompió el silencio incómodo Anna-. ¿Se instalaron ya?

- Sí. - contestó Kristoff.- Pero me gustaría saber qué es lo que haremos aquí.

- Nos atenderán... hay algunas funciones que las sirvientas no pueden realizar y los guardias están en otro lío. -respondió Elsa con una sonrisa a lo que ambos se miraron completamente extrañados.

- ¿Cómo que funciones? - preguntó el peliblanco.

- Las que ordenemos en su momento. -respondió con una sonrisa lobuna y la comida llegó junto con un guardia que traía varios pergaminos y cartas dándoselas a la Reina.

- ¿Ahora? -hizo Anna un puchero.

- Si no interesa saber cómo está Olaf... - dejó incompleta mientras leía una de todas y Anna de un movimiento se la arrebató.

- Sobrevivió...- dijo emocionada.- ¡Está vivo! -gritó dando pequeños saltos.

- ¿Quién es Olaf? - preguntó Kristoff comiendo avena.

- El hijo de los Caballos de mis padres... y mi corcel favorito. Aunque él es Olaf 2

- ¿Y el uno? - preguntó Jack.

- Seguro se durmió, pero ¿podemos cabalgar? - preguntó Anna con una radiante sonrisa.

- Desde luego, solo acompañada por los guardias, hermana. -respondió con un tierno gesto.

- P-pero...al pueblo. - susurró.

- Por supuesto que no. - dijo manteniéndose tranquila.

- Pero iré con ellos dos... y todos los guardias que quieras.

- No. - repitió.

- ¡Bien! Pero que solo sea con ellos dos y no con tus hombres... - dijo y Elsa asintió pensativa.

- Está bien. - Habló dulcemente.- Vayan solo ustedes tres a cabalgar y prometo que no mandaré a los guardias si tú prometes no alejarte e ir al pueblo.

Anna corrió a abrazarla.

- Lo prometo...voy a las caballerías. -dijo y salió sonriente.

- Sí algo le pasa los liquidaré. -amenazó cambiando completamente de faceta a una fría y dura. - Un solo rasguño y les mutilaré las manos. -se levantó causando miedo.- Un golpe y les haré implorar su muerte ¿Entendido?

- S-sí...-murmuraron.

- ¿Sí que?

- Su majestad. -dijo el rubio pero el peliblanco se quedó callado y cabizbajo.

- ¡Qué torpe! - azotó Anna la puerta.- Me olvidé de ustedes, me olvidé del desayuno.

- Oye gracias... - Habló el peliblanco fingiéndose el ofendido y todos arquearon una ceja.

- Hey ¿te puedo hacer una pregunta? - pronunció Anna.

- La acabas de hacer. -dijo Elsa dirigiéndose a la salida.

- Como sea... ¿Tienes pareja? - soltó y Elsa se quedó parada en la puerta, se giró a mirarlo.

- Sí...y la amo con todo mi corazón. - respondió sin titubear y Elsa sonrió para después seguir su camino hacia su despacho.



Elsa

Vaya, vaya, vaya. Con que está enamorado... el único hombre que se ha atrevido a rechazarme resulta ser un fiel niño bueno, entonces creo que La Tirana de Hielo necesita su aparición. Llegué a mi despacho y di la orden de que nadie me molestara. Quité todo con ayuda de mi magia oscura y atraje hacia mí el libro de mi abuela junto con todos mis ingredientes, invoqué magia, leyendo con atención.

 Quité todo con ayuda de mi magia oscura y atraje hacia mí el libro de mi abuela junto con todos mis ingredientes, invoqué magia, leyendo con atención

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- Veamos... "Hechizo para intercambiar poderes"..."Hechizo para conseguir inmunidad ante los poderes de tu enemigo"... excelente.

Aparecí un círculo en el piso rodeado de velas. Caí de rodillas en el centro del círculo con el libro abierto y el manto negro cubriéndome completa junto con el corazón humano entre los dos.

- Antes de que esta hora mágica termine, que sus poderes se eliminen yo transfiero así...

La puerta se abrió causando un estruendo y las velas se apagaron y rodee en el piso hasta pegar con la pared, que causar una herida en mi cabeza.

- Oh, cuanto lo siento...yo. - Alguien me levantó y tomó del brazo.

Debe de ser una broma...

- ¿Está bien? - preguntó y le aparté de un golpe mi mano.

- ¡Creí haber ordenado que nadie me molestara!-  Estaba furiosa... el hechizo se vino abajo y todo por él.

- S-su hermana me dijo que-e...

- ¿Mi hermana? ¿¡Qué le pasó!?

- Se cayó del caballo porque este vio una serpiente... - me levanté de golpe, pero se puso en medio impidiéndome el paso.- Ella está bien pero usted no, así que quédese aquí por favor.

- Tú no eres más que un esclavo bueno para nada que ni siquiera puede...satisfacerme. - lo miré con desprecio sonriendo burlona.- No me hagas enojar, simple campesino de mala muerte, que no te gustará lo que verás comenzando con tu amado reino hecho cenizas y todos su malditos habitantes suplicando piedad. - lo fulminé con la mirada y me fui por el pasillo para llegar a las escaleras e ir hacia la recámara de Anna.

- Espere...su majestad. - caminó hasta estar frente a mí.- Haré lo que me pida pero... no le haga nada a Overland. -se hincó poco a poco.- Se lo pido de rodillas.

- ¿A quién se lo pides? - pregunté seca y bajó la cabeza lamiéndose los labios transpirando.

- A...

- ¡¿A quién?!

- A...Mi Reina... - murmuró y sonreí satisfecha.

- Sígueme. - ordené y caminé hacia la habitación del fondo del pasillo de los sirvientes donde transitan únicamente ellos y que está con llave. Empujé esta, pues para mi magia nada es obstáculo. En este cuarto había una cama verdaderamente modesta hablando de la base pero las sábanas eran de seda negras.

- Podrás tocar, besar o incluso lamer lo que quieras... excepto mis labios.

- ¿Está diciendo que quiere que nosotros...? - preguntó pero mi expresión decía todo.

- No sé qué entiendas por esclavo...

- Jack. - Completó intranquilo, observando todo asustado.

- Sí, Jack... pero es la persona que carece de libertad y derechos propios pues está sometido de manera absoluta a mi voluntad y dominio ya que soy tu dueña. Y mi voluntad es que bajes ahí. -señalé las escaleras.- Y me des tanto placer que perdone a tu Reino y a ti de una absoluta desgracia.

- Como ordene... Mi Reina.

Sonreí mientras él bajaba... esto será divertido.


"La Tirana de Hielo" (Jelsa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora