"La Tirana de Hielo" (Jelsa)

6...Veneno

La pena inundaba el lugar dentro y fuera del Reino. Simplemente fue un escándalo más de la Tirana a los que ya estaban todos los habitantes acostumbrados, pero siempre impresionaba el grado al más extremo que llegaba. En tiempo récord ha sometido a casi todos los Reinos y provocado miedo a todo hombre. Es la más grande bruja portadora de magia oscura de la historia, superando incluso a su abuela tan famosa y conocida.

- No, no y no... debe ser algo más eficaz. -se quejaba frente al espejo en su despacho. Había llevado a su tía allí.

- Es imposible lo que piensas hacer. No te quejes conmigo. -habló con desdén, la platinada rodó los ojos.

- No sé... usa tus poderes o algo.

- Se anularon casi por completo cuando tu madre me encerró aquí ¿no recuerdas? Me utilizas cada que se te pega la gana.

- ¿Qué? ¿Tenías una cita con el espejo de la Reina Malvada acaso? - preguntó burlona.

- Ojalá nunca te hubiera enseñado. -murmuró entre dientes.

- Debe de haber algo...

- ¿Ya revisaste la sección prohibida?

- Fue la primera.

- Hum...

- ¿Hum?

- Recuerdo que en mi antigua habitación estaba el diario de mi madre al igual que el de la tuya.

- ¿Entonces mamá le copió a mi abuela? Y dicen que no era una arpía. -habló con odio. Ese era una de las razones más importantes en su camino de maldad; Sus padres.

- Usaré un hechizo básico... - cerró los ojos susurrando palabras inaudibles. Al momento arena negra se postró frente a ella revelando 5 libros. Pastas gruesas y viejas, hojas antiguas y caligrafía perfecta llena de poder.- Interesante...- una sonrisa nada amigable se reflejó en su rostro.

- ¿Hola? - una cabellera pelinaranja entró a la sala alarmándola mientras la congelaba como reflejo.

- ¿¡Qué te sucede!? - gritó su tía.

- ¿Qué esperabas? No puede verte y mucho menos saber mis planes. No se dará cuenta solo necesito un poco más de tiempo... - tomó entre sus manos el primer libro. Parecía el más insignificante de todos pero ella tenía en cuenta que las portadas engañan experimentándolo en carne propia y jugando con ello todos los días.

- Es el diario. - afirmó el espejo seguro mientras se oscurecían sus ojos.

La original Reina de las Nieves, la única de las tres hermanas con poderes y, dadas las circunstancias, Odio. Al darse cuenta su hermana menor de sus intenciones de desear que todos se asesinaran entre ellos con ayuda de su espejo, la encerró y escondió en el castillo. Hasta que cierto día, fue encontrada por su sobrina mayor y, al enterarse de que tenían los mismos poderes, no dudo en ayudarle y guiarle en su control absoluto.

- Excelente. Pronto podré hacer lo imposible. Ahora, Anna. - extendió las manos y todo desapareció dejando el despacho a su naturalidad, y su hermana a la normalidad.

- ¿Qué pasa? - preguntó con una sonrisa tierna, lo más actuada posible, pero a la inocencia de su hermana... Era sincera.

- ¿Eh? Amm...venía a decirte algo. - la muchacha hablaba confundida y un poco aturdida.

- ¿Y qué es? - Por dentro estaba a punto de explotar y decirle que no se comportara como una tonta. Pero no podía con ella, Anna era parte fundamental de todo el imperio que había logrado aunque esta no lo supiera.