Mi perdición será la suya

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— ¿Qué se supone que está haciendo? — Ingrid se giró ocultando su sorpresa...

— Buscaba algo que leer. — Respondió encogiéndose de hombros. — ¿Qué hay de malo en eso?

— Usted no debería de estar sola. — Dijo la Reina Madre Valka de pie junto a su consuegra.

— No sabía que a mi edad aun requería de niñera. — Se inclinó cruzándose de brazos. — ¿O lo que me busca es un carcelero?

— Ciertamente me sentiría más tranquila con eso. — Elinor la miró con altanería, Ingrid reviró los ojos.

— Lo que quiso decir... — Valka pellizcó su brazo ofendida. — Es que no debería de hacerlo, podría perderse y nunca está de más la compañía, de hecho creo es la primera vez que la vemos sin Ariana.

Si, bastante le había costado deshacerse de su hermana para venir a buscar un libro prohibido a la biblioteca para poder seguir con su plan y acabar con la magia de la luna, un libro, bastante escondido, complicado y poderoso. Un día normal con aquellos dos seres oscuros. Ingrid se removió, abrazándolo con fuerza cubriendo su portada.

— Entiendo que sea difícil acostumbrarse a tenerme cerca para todos ustedes, supongo que realmente esperaba que descansaran de mi presencia unos momentos. — Se encogió de hombros, apretando más fuerte el libro. — No les he de traer buenos recuerdos y yo quisiera también apartar unos otros.

— Hemos sido injustos contigo... — Empezó la Reina de Dumbroch. — Para ninguna madre es fácil imaginar siquiera que dañan a nuestros hijos, se lo merezcan o no.

— Y tú... tú nos has ayudado tanto a hacer lo correcto... has sido más fuerte que cualquiera. No te presionamos a estar con alguien, pero si nos sentiríamos más tranquilas si no pasaras por esto sola.

— Se los agradezco, sinceramente. — Les sonrió tímidamente. — En realidad, venía a buscar también alguna hierba que pudiera calmar mis nervios un poco pero me siento un poco perdida con todos estos escritos que...

— Tranquila, así somos los vikingos de descuidados. — Se rió Valka dirigiéndose a otro estante.

— Sí, por eso busca en nuestra parte escocesa. — Pinchó la otra riendo, dándole la espalda hacia otro librero.

Ingrid esperó a que se distrajeran para hacer desaparecer finalmente el libro. Cerró los ojos concentrándose y un texto de botánica lo reemplazó.

Ella sonrió complacida y entonces les siguió riéndose de sus inocentes bromas.



"Ingrid ha cumplido con su parte del plan. Espero que puedas hacerlo lo mismo con la tuya"

"Por supuesto que sí" Respondió ella con altanería.

Ya no tenía 5 años, ya no podía seguir tratándola como un niñita estúpida que no sabe obedecer.... Apretó los ojos, alejándose de aquellos turbios recuerdos, intentando concentrarse aun con el molesto dragón vigilándola.

El cambio de guardia llegó, Conejo salió de los calabozos dejando a Meme en la entrada. Elsa suspiró encajando las uñas en sus palmas, buscando la fuerza necesaria para irrumpir sus pensamientos cuidando de no moverse en absoluto para alertar a la bestia.

Una gota de sudor bajó por su frente manchada de sangre, su incómoda postura lo hacía más difícil aun pero logró encontrarlo sin resistencia alguna. Elsa lo escuchó, lo sintió. Meme estaba ahí, dulce, cálido, brillante.

Casi vomita de la repulsión.

La cabeza le pulsó, martillándole el cráneo mientras se adentraba al suyo. Tú quieres caminar hacia mí, tú vendrás y tú me liberarás.

"La Tirana de Hielo" (Jelsa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora