Ver a un demonio

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Recibí un llamado desde mis tierras, al parecer la guerra afectaba uno a uno cada reino, eran los momentos de las alianzas y los pactos, pelear todos juntos lado a lado para evitar así un mayor daño.

Jamás he visto su rostro, algunos dicen que es hermosa, otros espeluznante, unos dicen que escupe fuego mientras que inhala hielo, otros afirman que tiene escamas y aletas, que es un monstruo, que con su presencia puede asesinar personas y acabar con todo lo hermoso a su paso.

Yo sí creo eso, porque desde hace años nadie ha vivido en paz al tenerle como Reina de una nación como Arendelle. Mi pueblo es insignificante para ella, no lo ha atacado pero es solo cuestión de tiempo a que suceda, por eso nosotros vamos a impedirlo.

— Pocahontas, tú cuidarás a las princesas, necesito a sus guardias al frente. — Me ordenó el general Shang, él y su esposa Mulán habían mandado a pedir refuerzos, la Alianza acudió antes que nadie con sus dragones. Todo era un gran alboroto.

El emperador mandó cerrar el palacio, la protección de sus hijas era lo único que le importaba, el gran ejército del Imperio en que se había convertido Arendelle venía desde las montañas, una aliada nos lo hizo saber, nada más ni nada menos que su tía le traicionó, su propia sangre. No me imagino cuan despreciable es para que ella misma decida entregarla.

— Tranquilas, todo se resolverá. — Intenté tranquilizarlas, pero la muralla se iluminó por completo tal y como sucedió en la guerra con los Hunos, las cosas no iban nada bien.


Elsa sonreía complacida al ver a los dragones sobrevolar, no se acercarían sino estaban lo suficientemente cerca sus refuerzos y eso le encantaba.

— Cuando lo ordene, su majestad.

Su Capitán le miró impaciente, tenía tanta sed de sangre como ella, Elsa montó a su corcel encabezando sus filas divertida.

— Saben las incontables recompensas que tendrán por mí. — Alzó la voz sonriente. — Ganaremos, sin duda alguna, deseo que los aniquilen a todos sin compasión al menos claro, que se encuentre combatiendo los monarcas de corona lo que es poco probable. — Se encogió de hombros. — Derribaré sus barreras y entrarán a masacrar sin excepción alguna, demuéstrenles qué tan crueles somos los arendallianos.

El grito de guerra resonó por las altas montañas.

— Ustedes. — Señaló a un pelotón. — Ataquen la ciudad y háganla arder, rodeen desde el bosque. Lo principal que les preocupará será proteger a los "inocentes" — La risa burlona fue general. — El resto vendrá conmigo al palacio, se pueden quedar con las riquezas que encuentren, pero las princesas son mías.

Sus guerreros giraron al frente ansiosos.

— Sin piedad.

Fue su última orden, bajaron las montañas a todo galope, Elsa se elevó en los cielos de un salto y con un simple ademán hizo volar las famosas murallas chinas. Sonrió manera cínica, mientras volvía a caer sobre su pura sangre, no sería lo único que haría volar esa noche.



Todos escucharon el estruendo, los dragones se irguieron de momento en el viento intentando hacerlos cenizas, pero sus escudos lo impedían, Hiccup gritó que se movieran pero era en vano, no estaban preparados para un ejército de ese tamaño y fiereza.

El comandante Shang observaba todo con horror.

— Tú y Mérida protejan a los demás, yo voy con ella. — Mulán se aproximó a él con determinación.

— ¡Ni loco! — Contestó agobiado.

— Yo ya la conocí, aunque hubiera sido breve soy más apta para ir a defender a las princesas, es mi deber.

"La Tirana de Hielo" (Jelsa)Where stories live. Discover now