El único día en que se permite llorar.

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- ¿¡Qué demonios pasó aquí!?


Poseidón puso una cara de asombro cuando entró, Elsa estaba vomitando como jamás la había visto, se acercó a ella para levantar su cabello. Ninguno de ahí tomaba mal a ese tipo de reacciones del cuerpo, lo asumían simplemente como algo normal, pero que ella haya tenido ese tipo de náuseas y que Pitch e Ingrid solo estuvieran parados desde el rincón observando no era normal.

- No creo que sea momento de... contar eso. - La cara de Ingrid estaba plenamente ruborizada y la confusión se plasmó en Poseidón.


Pitch resopló y habló en todo neutro, sin ninguna clara expresión en él.

- Elsa entró en el momento menos apropiado. Ingrid y yo manteníamos una relación sexual cuando regresó de cacería contigo y al vernos comenzó a vomitar.

El moreno abrió los ojos como platos antes de soltar una sonora carcajada que inundó todo el lugar, soltó el cabello de Elsa y se tiró al piso agarrándose la panza con fuerza sin parar de reír, la platinada quiso decir algo, pero el solo recordarlo le daban arcadas y seguía vomitando aún más. El salón era un verdadero espectáculo, Elsa no podía parar, Ingrid estaba más roja que un tomate por la incómoda situación y Poseidón estaba llorando de la risa en el suelo, casi podrían apostar que sus carcajadas sonaban en todo el Palacio con seguridad.

- Sólo.... Solo dejé mi Tridente... - Se ahogaba con sus palabras de la risa el moreno, y Pitch deseó en ese instante que lo hiciera literal. - ¿No ha... no has dejado... madre mía... jajaja no has parado de vomitar desde... desde entonces?

- Y tú de reír al parecer. - Apretó la mandíbula comenzando a hartarse de esos dos.

Poseidón balbuceó algo incomprensible por su ataque, jamás había reído de esa manera en años, el hecho de que la temible Tirana encontrara así a sus prácticamente ya "padres" y reaccionara vomitando de esa forma era algo digno de guardar por siempre.

- Elsa, ya, es suficiente no es para... tanto. - Cuando Ingrid se acercó a su sobrina, quedó petrificada ante la cosa que vomitaba. Ya no era simple comida, por supuesto que no, sino que en la maseta que había sido la víctima se planteaba un gran charco de una sustancia negra y viscosa. La risa de Poseidón paró de golpe.





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- Jack, ya deja de vomitar amigo.


Flynn estaba detrás del árbol cruzado de brazos. No era un secreto que Jack fuera la persona más sensible que jamás había conocido, pero jamás había imaginado que él mismo bajaría a aquellas personas de donde estaban y los enterraría con sus propias manos para darles una sepultura, sino decente, al menos algo digna.

Mérida había esperado cerca en el bosque, mientras que Jack, al volar, fue el encargado de bajarlos y Flynn de cavar los pozos. No había sido fácil para ninguno, pero el albino presenció de más cerca con sus propios ojos lo que Elsa misma había hecho, y eso le repudió tanto que el estómago se le revolvió por completo.

La pelirroja estaba sentada sobre un tronco odiándose a sí misma por ser tan débil para no ayudarlos, ella misma sabía lo que Jack estaba haciendo, no era difícil darse cuenta, pero este decidió esconderse por vergüenza frente a la fuerte guerrera, la fuerte guerrera que no tuvo las agallas de hacer lo que él hizo.

- No sientas pena. - Dijo en cuanto se acercó. - Tu bondad no tiene precio.

- Le sonrió de manera sincera, como hacía mucho no se permitía. Jack le regresó el gesto y la abrazó con fuerza acariciando su vientre de paso.

- Hagamos una cosa. - Murmuró reposando su barbilla en su cabeza. - Seré más fuerte y rudo como tú, por ti, mientras que tú te quedarás tranquila en tu castillo, o en el que sea con tal de que tengas una recámara y acabes tu embarazo en paz.

"La Tirana de Hielo" (Jelsa)Where stories live. Discover now