Patadas de ahorcado

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La luz del sol la cegó momentáneamente, cuando la sacaron con empujones de las mazmorras, se cubrió los ojos y escuchó los murmuros a su alrededor; La Alianza entera estaba allí regocijándose.

El patio estaba repleto de instrumentos de tortura, Elsa se divirtió internamente con su concepto de esta, incluso para eso les faltaba creatividad. Iba rodeada por 10 soldados a su derecha, 10 a su izquierda, 2 enfrente y 2 atrás. Y todos le apuntaban al cuello con sus lanzas y la empujaban a seguir con su paso, si claro, como si ellos no tuvieran que fingir que no podían con las pesadas cadenas.

— Bienvenida, nuestra poderosa Reina. — Poseidón se burló, reverenciándose justo en el centro del enorme patio. Pitch había entrado de la misma manera antes y ahora estaba amarrado a los pies del Rey de los mares.

Elsa escuchó las risas en lo alto, seguramente tenían asientos en el palco todos aquellos miembros imbéciles que se creían erróneamente victoriosos.

— ¿Es esto lo mejor que tienen? — Sonrió con lascivia cuando los soldados la tiraron al centro con violencia, aterrizando justo en los pies de Poseidón. El hombre sonrió y la tomó con fuerza del cabello, haciéndole mirar a todos los presentes contra el reflejo del sol que parecía igual de empeñado en joderla.

Fantástico.

— No está en condiciones de probarnos, bruja. — Se regocijó mientras Elsa inútilmente intentaba forcejar solo para que apretara cada vez más su agarre. — Míranos bien, estos son los rostros de aquellos que humillaron a la fría Tirana.

Elsa se sintió aliviada de no ver a su hermana allí, seguramente estaba con Kristoff en algún lugar apartado o si suerte tenía seguramente ni siquiera fueron a Berk, en cambio, el resto de su familia estaba en primera fila, con su tía Ingrid visiblemente afectada siendo consolada por su hermana y el resto incapaz de dejar de cuidar cada uno de sus movimientos.

— Deseo hablar con el líder. — Murmuró apretando los dientes, el ardor de su cuero cabelludo compensaba a molestarle de verdad, sin embargo, a pesar de tener harapos puestos, la piel marcada de sudor, sangre, tierra, la saliva de aquellos que osaron escupirla y aquel líquido negro viscoso se negó a flaquearse frente a ellos. Luchando internamente por mantener su actuación sin perder el porte de la Reina que era.

— Sus deseos aquí nos importan un bledo, no tiene poder, su majestad. —Poseidón elevó la voz con fanfarronería, Pitch luchó internamente por no darle un puñetazo.

— Considero, mi señor, que mi linaje real y la gran potencial mundial que es Arendelle además de mis múltiples conocimientos en cualquier rama me permiten hablar con su líder, de lo contrario... bueno, asumo que estaría de más decirlo. —Arqueó una ceja y miró a todos con burla. — Oh, ¿Acaso esto no es un interrogatorio? ¿Realmente solo se trata esto de echarnos a la fosa de leones sin un fin en específico?

De sus labios surcó una sonrisa mientras los Reyes se miraban entre sí, Hiccup entendió su juego y se puso de pie, al ser el anfitrión fue el único que bajó junto con su suegro, el Rey Fergus.

— Sus Majestades. — Se reverenció con burla la rubia aún sujeta.

— ¿Qué es lo que quieres, arpía? — Escupió el pelirrojo tomando el mango de su espada con fuerza.

— Soy una Reina, gracias. — Reviró los ojos con suficiencia. — ¿No están acaso aquí para negociar?

— Realmente usted no está en condiciones de hacerlo. — Replicó con rudeza.

— Exijo que dejen a mi hermana, la princesa Anna, fuera de todo ese show que han montado. — Prosiguió sin inmutarse.

— ¿A qué se refiere? ¿No era petición suya que la involucráramos en nuestro círculo social? — Una encantadora sonrisa de lado surcó los labios del castaño, Elsa reprimió la cara de repulsión que le provocó ¿Por qué todos eran tan... buenos?

"La Tirana de Hielo" (Jelsa)जहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें