Victoria.

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- ¿Crees que nos ayude?

Estaban descansando junto a la fogata, toda la caravana había salido mientras los guardias cuidaban, no era un secreto la preocupación de Jack. Todo el mundo se había dado cuenta, lo notaron desde que salieron y, más específico, desde que llegó de su esclavitud de la Reina de las Nieves.

- Esa es la misión. – le contestó a Mérida con una sonrisa nostálgica. – Encontrar la piedra, pedir su ayuda antes de que sea demasiado tarde, neutralizar a Pitch y Elsa, y encarcelar a todos sus aliados.

La Reina Helga tomó su mano y él le dio un ligero apretón, a pesar de que siempre habían estado en contacto, juntos, y que ella fue nombrada su Madrina cuando nació, nunca se habían vuelto más unidos que ahora.

- El Portal estará listo para cuando lo decidan. – Norte mostró una de sus esferas, donde se veía el Reina entre las arenas, nada más que una cuartada pues, la piedra, estaba al otro lado del mundo, en las montañas más altas capaz de tocar el cielo y ellos, se encontraban en los límites de Maldonia ahora, en el centro, con un largo camino tanto para Agrabah como para las montañas.

- Cuanto antes mejor. – aseguró el Príncipe Florian. – Sin embargo, en cuanto sea nuestra partida, nuestra angustia será más duradera.

Besó los labios de Blancanieves a su lado. Tenía razón, se separarían y su prioridad era proteger a las mujeres, ellas irían con los guardias encargados de su seguridad y el resto, marcharía a jugarse la vida contra todo. Contra ellos, porque si de algo estaban seguros era de que los seguirían, porque todo eso, solo era una trampa.

Anna llegó sola, completamente alterada.

- ¿Sucede algo malo, querida? – preguntó la madre de Aurora con una sonrisa. Anna se había ganado el cariño de todos, era simplemente encantadora, lo contrario a su hermana, y sabían perfectamente que pelearían contra todo por ella. No tenía la culpa de nada. Era inocente.

- ¿Por qué lo guardias están hablando de que la visita a Agrabah es a mi boda? Yo ni siquiera sabía que iba a casarme.

- No creímos que te molestaría, sobretodo porque Kristoff y tú están comprometidos. – habló la madre de Jack relajada, con un tono dulce.

Pero la verdad era que no iba a haber ninguna boda.

- Sin embargo, dado tu disgusto, me imagino que no quieres casarte con Kristoff. – dijo la Reina Elinor. – Al menos por ahora...

- Por supuesto que no..., es decir, no es que no quiera, lo amo y mucho y nada me haría más feliz y eso que yo soy muy feliz pero... el punto es que, no me gustó para nada que no me dijeran, había soñado con este día junto a mi madre y..., - se calló bajando la mirada, sus ojos se cristalizaron poco a poco y el nudo se formó en su garganta. – Lo siento..., el aniversario luctuoso de mis padres está cerca y..., aún no me acostumbro a su ausencia y a que, se perderán de esto.

La Reina Helga se paró y la abrazó fuertemente, oh, cuánto extrañaba a su hermana también, y Anna era su vida imagen, en tantos aspectos.

- No te preocupes, corazón, y te ofrezco una disculpa en nombre de todos, nuestra intención jamás fue ofenderte.

- No, yo jamás me sentí ofendida es solo que... no quiero que una boda opaque ese hecho y... los años anteriores siempre había una ceremonia en Arendelle y, yo estaba con mi hermana...

Todos se tensaron, maldita suerte, su sola mención opacaba todo.

- La muerte de un gran monarca nunca debe pasarse desapercibida, no tanto por su fallecimiento sino por celebrar su vida y estoy seguro de que donde estés podrás hacerlo siempre y cuando los lleves contigo en tu memoria. – habló su tío comprensivo y ella asintió con una débil sonrisa.

"La Tirana de Hielo" (Jelsa)Where stories live. Discover now