Siete.

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#MaeDay

Capítulo siete: Somos Nabby.

Caminé por la pequeña urbanización buscando la dirección correcta, un sábado por la mañana sólo había niños en el parque principal junto a algunos padres.

Una anciana me quedó mirando mientras regaba sus plantas y yo sólo fingí que no la había visto.

—Aquí debe ser —alcé una ceja mirando la dirección que me había mandado la madre de Joseph por mensaje.

—Hola —saludó una rubiecita mirándome desde abajo.

—Hola nena, ¿vives aquí? —señalé la casa y ella negó con la cabeza.

—Esa es casa de mi mejor amiga, Grace.

¡Grace! Recordaba que me habían nombrado a una Grace.

—Oh.

—Yo soy Rae.

—Y yo soy Mae.

—Eso rimó —rió y sonreí— ¿qué haces aquí?

—Le daré clases de historia a Grace.

—Puedo acompañarte si quieres —tocó mi dedo y sin preguntar ya estaba dirigiéndome a la puerta de los Gunn.

Tocó la puerta con toda seguridad y enseguida un ser alto y algo antipático abrió.

—Hola enana —se puso en cuclillas para abrazar a la pequeña.― ¿Y tu hermano?

―¡Ni idea! ―habló ella y entró sin preguntar directo a buscar a su amiga.

—Hola —saludé siendo educada y él sólo hizo una seña con la cabeza.

—Pasa.

—Sí, patrón —rodé los ojos, entrando para observar la pequeña y linda casa que estaba frente a mí.

Pensaba encontrarme con algo extravagante, pero no. Una casa sencilla y bonita, quién lo diría.

—Ella es mi madre —me presentó y la mujer algo seria me saludó estrechando la mano.

―Es un gusto, señora. Soy Mae―tomé su mano y sonreí.

―Lo sé ―asintió mirándome intentando, tal vez, ponerme incomoda.

―Uhm, bueno. Traje esto, mi madre nos acostumbró desde pequeños siempre a honrar a la gente de alguna forma.

―Gracias ―sonrió muy poco tomando la charola y entregándosela a Joe para luego acomodarse el cabello hacia atrás― bueno, te llevaré con Grace.

Dicho esto, caminamos hacia el pasillo y llegamos a un lugar donde dos pequeñas rubias jugaban en una habitación con sus muñecas. Las grababan y hacían una película o algo por el estilo.

Tecnología de la buena.

―Rae, amor. Tienes que volver a tu casa, ¿sí? Grace tiene que estudiar. ¿Te parece si Joe las lleva mañana a Ballet?

―Está bien, tía. Adiós Grace, adiós Mae ―la rubia más pequeña asintió sonriéndome y se despidió para luego salir de la habitación.

He allí la única persona alegre en esa casa, alejándose, escapando de mí como arena entre los dedos.

―Estaré por aquí. Su cuaderno y libro práctico están sobre la mesa, todos los útiles que necesites están en este lado ―señaló una estantería―. Grace, te portas bien.

Y se fue.

La niña me miró, yo la miré.

Me volvió a mirar.

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