Cuarenta y tres.

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#MaeDay

Cuarenta y tres: Actuaré.

—¿Cómo sabes eso?
—Derek me lo dijo, perdón por hablarte así. No quiero pelear contigo.
—¿Estás bromeando? Fui yo quién te hablo mal, perdóname tú.
—Bueno, entonces usemos el giratiempos, nada sucedió aquí.
—No, sí que sucedió. Y quiero que sepas que no me molesta que pases más tiempo con mi hermano, es solo que no estoy acostumbrada a esto.
—Bueno, en parte creo que yo también te dejé un poco de lado.
—Y yo, así que como dijiste, giratiempo.

Estiré la mano y ella la estrechó para abrazarme.

—Han sido días tan raros sin ti, duende.
—Pienso igual, ovejita.
—Mae...
—Ya, perdón —reí abrazándola más fuerte, mi tío empezó a aplaudir, todos giramos a verlo y encogió los hombros.
—He visto esto en películas... O fuegos artificiales, así que decidí hacerlo.
—Mia, te presento a mi tío Dylan.
—¡El guitarrista! —chilló Mia y él alzó la ceja.
—¿Cómo sabe?
—Oh... Bueno, pues no sé, ¿será que tienes tu guitarra en la espalda? —mencioné apoyando una mano en mi cintura.
—Mia, ¿y tu familia?
—En casa, le pedí a Chris que me traiga en cuanto Derek me dijo. Creo que debería volver a la fiesta —sonrió mirándome—. Te veo mañana, ¿sí?
—Está bien...

Nos miramos y volvimos a abrazarnos.

—Me alegra que estés aquí, aunque sea unos días.
—Yo me alegro también —mencionó mi hermano empujándome un poco.

Entonces Mia se despidió por última vez y Derek la acompañó a la puerta, era un poco difícil que se quedara mientras toda su familia estaba en otra casa celebrando.

—Así que... ¿Alguien quiere chocolate caliente? —Tía Alice rompió el hielo levantándose.
—Yo quiero café —Dylan la siguió a la cocina mientras tía Alice reía negando.
—Siempre llevando la contraria.
—¡Soy un ser libre, hermana!

Y reí descansando en el sofá, sentándome entre papá y el abuelo.

—Hola, humanos.
—Chiqui...
—Botoncito...
—¿Qué hacen?
—Nada —respondieron al unísono y asentí.
—Genial, ¿y cómo se divierten?

Ambos me miraron y yo me levanté corriendo hacia mi prima. Papá y abuelo antes llevaban la fiesta en paz, pero desde que mamá falleció, habían perdido temas de conversación, así que solo se sentaban uno al lado del otro a mirar un punto fijo.

Unos días después de pasar tiempo con mi familia y Mia, tuvimos que regresar a casa, Lex y tía Alice decidieron quedarse unos días más, pero papá no podía dejar el teatro tantos días cerrado a puertas de la gran presentación de año nuevo al que me había invitado a participar innumerables veces, y yo había rechazado... Pues innumerables veces.

—¡Cereal! —Fue lo primero que gritó mi hermano corriendo a la cocina luego de tirar la maleta en el piso.
—Es un niño —Papá negó con la cabeza riendo, subió para dejar su maleta y bajó con dirección a la puerta.
—¿A dónde vas?
—Al teatro, tengo ensayos perdientes. Todavía está la oferta del show de mañana, espero tu respuesta hasta dentro de una hora. Te amo —besó mi frente y se fue.
—Hola —Derek salió de la cocina con un gran plato de cereal— ¿Y papá?
—Se fue al teatro.
—¿Qué? ¡Pero ese hombre no descansa!
—Yo voy a salir un rato, ¿vienes?
—No, estoy ocupado —prendió el televisor y empezó a sacar sus videojuegos.
—Genial —murmuré sacando cosas innecesarias de mi mochila y tomé mis llaves. Al llegar a la puerta vi a mi izquierda, luego a la derecha.

¿Bicicleta, auto o caminar?

Tomé la bicicleta, no sin antes poner música y manejar por la ciudad. Estaba pensando en que tal vez podía llevarle a Zeke los chocolates que me pidió que comprara en Glasswood.

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