Toma mi pañuelo

7.6K 711 354
                                    

Anna se había enfrentado a toda clase de psicópatas en su carrera con el FBI, así que cuando llegó a la puerta de su vecino, tenía todo, menos miedo. Dio tres golpes firmes en la puerta, los disparos cesaron.

─ ¡¿Qué demonios te pasa, Sherlock?!─ gritó ella con una voz firme. Silencio. Puso la mano en el picaporte y de la nada él volvió a disparar pero ahora en su dirección. La chica se tiró al piso esquivando las balas por los pelos. ─ ¡Maldito seas, Holmes! Cuando entre ahí te voy a meter una bala en el...

─ ¿Qué está pasando aquí?

─ ¡Señora Hudson, tírese al piso! El loco de Sherlock está disparando... Vamos.

─Oh, no... Sólo le dispara a la pared...

─ ¿No ha visto la puerta?

─ ¡Por Dios, Sherlock! ¿Qué le hiciste a mi puerta? Oh, esto te va a salir muy caro, jovencito...─ la casera se adelantó a la puerta y la chica la tlaqueó haciendo que ambas aterrizaran en el rellano de la puerta. Se escucharon dos balazos más, pero ninguno en la dirección de la chica y la casera, parecía que había vuelto a desquitarse con la pared. Anna pensó con rapidez en un plan y le susurró algo a la casera, aquella asintió y se arrastró a la puerta para tocar levemente. ─ ¿Sherlock? Abre la puerta, soy yo, Anna ya se rindió, se ha ido a su habitación... Abre, muchacho...

El detective bajó la pistola, frunció el ceño y se acercó a la puerta de su departamento para escuchar. No oyó nada más que la respiración de la asustada casera. Se encogió de hombros y abrió, quizá la loca de la agente ya se había largado a dormir, que era en donde debería estar ahora: en la cama, y no metiéndose donde nadie la llamaba. En el momento en que apareció en el umbral de la puerta, se arrepintió de su lapsus brutus, la agente lo tomó de la mano en la que sostenía la pistola y se la dobló en la espalda. El detective gritó de dolor. La chica lo estrelló de bruces en la pared y le quitó el arma, el detective alcanzó a soltar un disparo más y la bala fue a parar en la mesita de té.

─ ¡Los vecinos! ¡¿Qué van a decir los vecinos?!─ gritó la señora Hudson escandalizada. Sherlock sonrojado por la vergüenza y el dolor se intentó zafar de la agente, pero tenía bastante fuerza. <<Inteligente y fuerte... Vaya...>> se permitió pensar, al momento negó la cabeza para dejar de distraerse con idioteces. La chica lo botó al sofá y él se pudo sobar el brazo con gesto ofendido.

─ ¡¿Quién con un poco de sentido de común le deja a este idiota una pistola?!

─John...─ dijo la señora Hudson.

─Ay, dios mío...─ la agente se guardó el revólver en el resorte de la pijama y miró ceñuda a Sherlock.

─Dámelo.─ dijo él.

─Ni creas...

─ ¡Es mío!

─No, dije...

─ ¡DÁMELO!

─Si lo quieres ven por él...─ la chica se dio media vuelta y se dirigió con paso seguro fuera de la habitación. Sherlock se quedó tirado en el sofá por un minuto, se levantó y de un salto se echó sobre la agente que ni siquiera vio venir aquello.

─ ¡CHICOS! ¡Sherlock, déjala! ¡Anna, no le jales el cabello! ¡Sherlock no es correcto tomar a una chica de ahí! ¡YA BASTA!─ la señora Hudson se adelantó e intentó separar a los detectives. Sherlock salió rodando hecho una maraña de cabello rizado y negro. Anna, por su parte, tenía el cabello como si acabara de sacar la cabeza de una licuadora. ─ ¡Se comportan como dos niños!

─ ¡Quiero mi revólver!─ se quejó Sherlock poniéndose de pie y arreglándose el pijama, recuperando su dignidad.

─ ¡Ni loca te devuelvo esto! ¡¿Por qué carajos le disparas a la pared a las tres de la mañana?!

Rivales [Fanfic de Sherlock BBC]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora