Rivales [Fanfic de Sherlock BBC]

Especial 3

"El falso caso de Baker Street"

Sherlock estaba en Colne Valley Regional Park, cuando recibió la llamada de Lestrade. El inspector no estaba con el detective en la escena del crimen porque al parecer un asunto de suma importancia se le había presentado. El detective no pidió detalles porque no le importaban los parloteos del policía.

La escena del crimen que presenciaba cada vez se ponía más aburrida. El detective estaba pensando muy seriamente en irse y dejar sola a Sally Donovan con el cadáver, justo cuando su celular sonó.

─Holmes.

─ ¡Sherlock, es urgente! ¡Tienes que ir a Baker Street!─ Lestrade se escuchaba agitado y asustado. El detective frunció el ceño.

─ ¿Qué pasa? ¿La señora Hudson de nuevo perdió el azucarero?

─ ¡No es momento para bromas, Sherlock! Anna me habló pidiendo ayuda, pero la llamada se cortó y ya no pude comunicarme con ella...

─ ¡¿Qué les pasó?!─ para entonces, el detective ya corría a Western Ave para tomar un taxi.

─ ¡No lo sé! Pero no tengo un buen presentimiento, Sherlock... No puedo comunicarme con ella... Y la señora Hudson tampoco contesta... Voy a Baker Street, pero estoy igual de lejos que tú ¡Apresúrate!

No necesitaba que se lo dijeran. Sherlock le ofreció 30 libras más al conductor del taxi contal de que hiciera lo humanamente posible por avanzar rápido. Y cuando sintió que eso era insuficiente, le ofreció veinte libras más con tal de que intentara lo inhumano.

─ ¡Vamos, Anna, responde el jodido teléfono!─ Sherlock se pasó la mano por la frente. Se estaba poniendo más nervioso. ¿Qué les pudo haber pasado? No había enemigos... O eso creía él. El número de Anna lo mandó al buzón. Sherlock soltó una maldición. Vio su reloj y notó que era hora que Hamish saliera del colegio. Inmediatamente pensó en alertar a su hijo para que se quedara en la escuela. Pero lo que escuchó no le ayudó en nada, según le informaron en la escuela, el chico ya había salido, su madre había pasado por él una hora antes de la salida normal. Sherlock volvió a maldecir.

Casi sin dinero, llegó a Baker Street. No esperó a que el chofer se estacionara por completo, con el carro aún en movimiento se bajó y casi aterrizó de bruces. Subió corriendo la escalinata y se detuvo antes de abrir la puerta. Debía de ser precavido. Si ellos estaban en peligro y entraba como un loco, podía causar un desastre. Se obligó a mantener la calma a pesar de que el corazón le bombeaba de manera frenética en el pecho.

Notó que la cerradura estaba forzada. El detective abrió lentamente la puerta al tiempo que desenfundaba el arma que siempre llevaba en un bolsillo de su saco. Entró lentamente, tratando de no hacer el menor de los ruidos. Miró a un lado y al otro: el perchero estaba caído. Los suéteres desperdigados por el piso. Sherlock vio que el vidrio de la cocina estaba roto. El detective sintió que un sudor frío le recorrió la espina dorsal.

─ ¿Señora Hudson?─ preguntó en voz alta. No recibió ninguna respuesta. El detective caminó lentamente hacia la cocina, y vio un escenario que no le ayudó ni un poco a levantarse el ánimo: todo estaba regado. Y en el piso había un cuchillo con la hoja de acero manchada de un líquido rojo. Sherlock no quiso descubrir si aquello era sangre o cátsup. Su mente le dijo de inmediato que era muy idiota si guardaba esperanza de que fuera salsa de tomate.

El detective trató de no desfallecer. Alzó la vista de nuevo y empezó el ascenso hacia su departamento. Con la pistola en ristre, subió cada peldaño, y su acelerada observación le daba indicios de que había habido un forcejeo en ese lugar. "¿En dónde estás Lestrade?", pensó amargamente el detective.