Capítulo 3: El otro Holmes

3.8K 314 101
                                    

La credencial faltante que Sherlock pedía a gritos, resultó tenerla Steve Trainor. El berrinche que hizo el detective fue supremo, pero una vez que la tuvo en sus manos pudo hacer de su investigación completa y sí, como él lo esperaba, tenía razón.

La mujer no había matado al joven, era su psicóloga. Lo había matado su padrastro que para entonces había mantenido una relación amorosa con ella y a la cual su hijo estaba en contra totalmente. La psicóloga en afán de defender a su enamorado se echó la culpa, pasando a joder en el camino a su hermano, el supuesto amigo.

¿Cómo supo Sherlock todo esto? No quiso explicarlo, pero presentó pruebas a todo aquél que dudara de sus palabras. Trainor tuvo que tragarse sus palabras, el primer punto para Holmes. El caso había causado tanto revuelo en la prensa que en el momento en que la psicóloga fue declarada inocente y el padrastro culpable, Sherlock salió en las primeras planas de los diarios en la ciudad. De nuevo: el héroe.

─ ¿Sherlock?─ la señora Hudson abrió el departamento de su inquilino dejándole paso al hombre joven, que con una sonrisilla pícara entró al piso y comenzó a husmear todo, la casera no le tomó mayor importancia: ─Sherlock, tienes un cliente...

─ ¡Ya voy!─ el detective se estaba vistiendo en ese momento, ¡un cliente! Seguro que venía gracias a la popularidad del caso reciente. ─Salgo en un momento, que espere en la sala...

─Ya está en la sala.─ aclaró la casera mirando con atención el ir y venir del hombre de cabello rubio oscuro, casi castaño. ─ ¿Quiere una taza de té?─ ofreció la mujer, de manera amable. Aquél se volvió y con la sonrisa más radiante que un hombre puede ofrecer a las siete de la mañana un martes, negó.

─Muchísimas gracias, lady. Estoy bien.─ dijo con tal encanto que Hudson sonrió enternecida y asintió.

─Espérelo, nunca tarda mucho...

─Eso haré.─ respondió el contrario y se sentó en el sofá que fuera sitio predilecto para John.

Sherlock salió a los diez minutos, se acomodó el saco en el camino. Respiró hondo antes de cruzar la cocina dispuesto a trabajar, vio apenas la nuca de su cliente sobresalir del respaldo del sillón de John. Sherlock frunció el ceño: "¿Quién le dijo que se podía sentar ahí?", pensó con amargura.

─ "Sherlock Holmes: revelador de verdad". Vaya, sigues siendo el héroe... Qué extraño.─ el detective se frenó en seco, conocía esa voz... El "cliente" se puso entonces de pie, dejando en la mesilla el ejemplar de The Guardian con la primera plana hacia arriba, donde una foto a color de Sherlock miraba fijamente a la cámara. Se giró y le sonrió al petrificado detective: ─Hola, hermano...

─Sherrinford.─ balbuceó Sherlock con las pupilas temblando, sin dar crédito a la sonrisa que tenía el contrario, pensó que quizá ya estaba alucinando.

─Vaya, tiene gracia que aún recuerdes mi nombre... Después de tanto tiempo. Pensé que quizá tendría que presentarme de nuevo...─ Sherrinford sonrió más abiertamente, los ojos azules joviales con el toque perfecto de picardía seguían ahí, como Sherlock los recordaba, sólo que ahora decorados por unas cuantas arrugas señalando los años que habían pasado desde su último encuentro.

─ ¿Qué haces aquí?─ exigió el rizado avanzando ahora más seguro. Sherrinford no se movió.

─ ¿Cómo? Casi 17 años sin verme, ¿y lo único que se te ocurre decir es "qué haces aquí"? Sherlock, te recordaba más inteligente... ¡Ven aquí, hermanito!─ Sherrinford avanzó dos grandes zancadas y abrazó al detective dándole dos fuertes palmadas en la espalda. Sherlock hizo una mueca amarga y se zafó. ─Vamos, ¿aún hay resentimientos? No, no me lo digas. Vamos, ¡hermano! ¡Soy yo!

Rivales [Fanfic de Sherlock BBC]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora