El extraño caso de Evan Bennet (I)

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John no esperaba que Sherlock y Anna tuviesen un noviazgo como el de las personas normales. No esperaba verlos nunca corriendo de la mano por un parque, ni yendo al cine en una noche bajo las estrellas, o teniendo una cena romántica bajo la luz de la luna en París. No.

Sin embargo, en la mente de John, se podía imaginar a Anna y a Sherlock corriendo por las calles oscuras de Londres, persiguiendo a un asesino, pero tomados de la mano. Quizá a Sherlock regalándole una nueva pistola a la chica por su aniversario, y ella robándose un cuerpo de la morgue, sólo para él.

John sonrió mientras esperaba que el semáforo cambiara a verde para poder avanzar entre el tráfico. Definitivamente ya era soñar mucho que Sherlock aceptara en primer lugar que estaba enamorado. Ya después se podía preocupar sobre cómo sería su noviazgo. Se estacionó frente al 221B, y bajó para tocar la puerta.

─ ¡John!─ la señora Hudson lo recibió con los brazos abiertos. ─Oh, John...

─Señora Hudson, ¿cómo está?─ dijo el doctor Watson dándole un firme abrazo a la adorable casera.

─Oh, John... Ha sido horrible, pero estoy bien... Sherlock y Anna...

─Lo sé, Lestrade me contó ayer cómo estuvieron las cosas. Insisto, puede venir a casa a pasar unos días...

─ ¿Y dejar a mis dos queridos solos? Oh, nada de eso...─ negó la señora Hudson sonriendo e invitando a sentarse en la sala a John.

─Hablando de esos dos, ¿dónde están?

─Arriba, en el departamento de Sherlock.

─Subiré a verlos, bajo en un momento, señora Hudson.

─Claro, cariño, sube, sube.─ John le sonrió a la casera antes de subir las escaleras hasta el departamento de Sherlock. Abrió la puerta, pero no había nada en la salita de estar, se giró hacia la cocina y tampoco había nadie.

─ ¿Sherlock?─ preguntó. Nadie le contestó, pero escuchó unos gritos al final del pasillo en la habitación de su amigo. John frunció el ceño y se acercó cauteloso. Pegó la oreja a la madera para escuchar.

─ ¡Sherlock, por Dios! No va a entrar...─ escuchó la voz agitada de Anna. John alzó las cejas. ¿Qué estaba pasando ahí? ─ ¡Te digo que no entra, está muy ancha la tuya de esa parte!

─Esto está mal... ¡Tiene que agarrar forma!─ gritó el detective esta vez, John ya estaba sonrojado por una extraña razón que no pudo descifrar. ─ ¿Quieres abrir más las tuyas?

─ ¡No pienso abrir nada! Eres un inútil en esto, Sherlock.

─ ¡Cállate! ¡Debe entrar, carajo!─ John no aguantó más la incertidumbre y abrió la puerta. Halló a la chica sentada en la cama, y sobre sus piernas una mesilla sobre la que estaban armando un gran rompecabezas. Sherlock se giró de improviso con una pequeña pieza de cartón en sus manos. John suspiró con alivio y sintió pena de sí mismo.

─ ¡John!─ gritó Anna con una gran sonrisa.

─ ¿John?─ dijo Sherlock, que inmediatamente se puso nervioso.

─Hola, yo pasaba a saludarlos... ¿Qué están haciendo?

─Armando un rompecabezas, elemental.─ dijo Sherlock observando a su amigo que se había acercado.

─Hemos puesto 523 de las 1000 piezas que tiene en menos de media hora, pero nos hemos atascado porque Sherlock quiere meter a la fuerza piezas donde no van.─ se quejó Anna rodando los ojos. ─ ¿Quieres ayudarnos?

─Yo más bien venía para...─ empezó John. Sherlock lo miró con las cejas arriba y antes de que el bajito pudiese seguir, lo tomó de la manga del suéter y lo arrastró fuera de la habitación.

Rivales [Fanfic de Sherlock BBC]Where stories live. Discover now