El caso de los Cuatro Puntos Cardinales (III): La primera palabra de Johanna

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─Iré a ver a Sherlock.─ John Watson se alistaba frente al espejo del baño, Mary, su esposa, cargaba de un lado a otro a Johanna, le repetía una y otra vez la palabra "mami, papi" con la esperanza de que la niña dijera algo. Pero la infante no pasaba de mirarla con sus enormes ojos azules llenos de confunsión. Mary se dio por vencida.

─Le hará bien. Por más que quiera ocultarlo...

─Está mal, lo sé...─ dijo John saliendo del baño. Se acercó hasta donde estaba su mujer y cargó a su hija. ─Vamos, amor, di "papi", vamos bebé...

─Creo que no hablará pronto.─ sentenció Mary.

─Es cuestión de hablarle mucho... Bueno, iré con sherlock, por la tarde me vuelvo al hospital para checar a Anna.

─ ¿Se recuperará?─ preguntó su esposa. John carraspeó. ─John, no soy Sherlock, puedes decirme qué piensas sin mentir.

─Quiero que despierte, pero no ha dado ninguna señal de querer hacerlo. Su estado es crítico. Y si despierta estará en rehabilitación, tendrá que usar silla de ruedas por un largo tiempo.

─Pobre muchacha...─ dijo Mary acomodando el cuello de la camisa de su esposo. John asintió y estiró sus brazos hacia ella tendiéndole a Johanna. ─ ¿Sabes qué creo?

─Eh...

─Creo que le hará bien a Sherlock pasar tiempo con su ahijada. Y viceversa.

─Estamos hablando de Sherlock, Mary.

─Precisamente. Lleva a Johanna contigo, y yo voy por ella a las cuatro, sirve que saludo a la señora Hudson.

─No creo que...

─John Watson, lleva a tu hija con su padrino.─ ordenó la mujer. John suspiró y asintió.

─De acuerdo...─ susurró.

Una hora después, John se encontraba parado fuera del 221B Baker Street esperando ser atendido. Su juego de llaves se los había dado a Anna y ahora él tenía que esperar a que la señora Hudson, o en el remotísimo caso de que Sherlock escuchara, le abrieran la puerta.

La señora Hudson le recibió con fiesta, y a la pequeña aun más. John subió riendo al departamento de Sherlock, aquél se encontraba sentado frente a su computadora tecleando sin parar. John se detuvo en el umbral de la puerta como si esperara ser invitado a pasar. La pequeña Johanna no paraba de mover sus piernas en el regazo de su padre.

─John...─ saludó Sherlock sin levantar la vista. Sin embargo, tiempo después de que su amigo se mantuviera en silencio, el detective despegó la mirada del ordenador un momento y se giró para ver a su amigo. Sus cejas se alzaron al ver a su ahijada feliz y pataleando en los brazos de su padre. ─Johanna...─ terminó.

─Hola, Sherlock.

─ ¿Dónde está Mary?

─No vino, sólo vine yo. Mary vendrá a las cuatro por Johanna. Quería que la bebé pasara tiempo con su padrino.

─Hmmm...─ Sherlock huyó de la obvia indirecta y se giró de nuevo a teclear afanosamente en la computadora.

─No te hagas, Sherlock. Casi no la ves...─ dijo con cierto rencor el doctor Watson.

─ ¿Sirve de algo verla?─ replicó aquél insolentemente.

─ ¡Sherlock!

─Bien, bien, ¿qué quieres que haga?─ suspiró el detective viendo a su amigo y a la niña, que ahora estaba al borde del llanto. John la meció varias veces pero la niña ya había empezado a llorar por lo alto. Sherlock puso mala cara y suspiró de manera evidente. ─ ¿Quieres que la cargue?

Rivales [Fanfic de Sherlock BBC]Where stories live. Discover now