3.Creo que encontré una niñera.

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Adam.

Me despierto temprano como acostumbro cada día y desayuno junto a mi hijo.

Es domingo y para mí es el último día para encontrar una niñera para Dylan, lo cual me tiene bastante frustrado.

Amber sigue ayudándome con las entrevistas y yo en verdad estoy fastidiado con la mujeres que vienen y van diciendo que pueden ser unas "buenas niñeras" para mi pequeño, cuando en realidad ellas quieren ser "buenas niñeras" para mí.

Debido a que Amber es mi mejor amiga y nunca nos ocultamos nada, le he contado lo sucedido la noche anterior con Dylan. Como imaginaran me gritó y sacudió como loca al enterarse. Parecía niño pequeño mientras me regañaba y Dylan veía la escena divertido desde el sillón detrás de ella.

Aunque por suerte no me asesino, sólo fui regañado cual niño de cinco años que ha hecho una travesura.

En fin, llevo más de medio día entrevistando y entrevistando, pero nada, no he encontrado a alguien responsable. Al parecer tendré que ir a la agencia de niñeras de la que escuché.

—Estoy harto— digo inclinando mi cabeza entre mis rodillas, sentado en el sillón.—Creo que nunca encontraré una verdadera niñera para Dylan.

—Tranquilo— me dice Amber con una mano en mi espalda.—El día aún no termina. Ya verás que encontraremos a alguien que esté interesa en Dylan y no en ti. Como te dije ayer debe haber alguna mujer sensata.

Levanto mi cabeza y me incorporo levantando un poco mi ceja izquierda.

Voy a decirle algo pero de un momento a otro alguien toca el timbre.

Ruedo los ojos al saber que allá afuera hay otra mujer buscando el empleo, y sabiendo que cuando me vea no dejará de coquetear.

Al parecer Amber se percata de mi expresión porque se levanta del sillón que está frente a mí y va a abrir la puerta.

—Hola—la escucho decir amablemente. De seguro debe tener una gran sonrisa en el rostro como es su costumbre. —Pasa.

«Otra supuesta niñera» pienso para mis adentros.

Entra a la sala pero aún no veo a la chica, hasta que aparece por detrás y al verla me quedo casi petrificado.

Es la chica de la noche anterior. La que encontró a Dylan.

—Buenas tardes, señor—. Saluda amablemente la chica pelinegra.

Dylan quien estaba en la cocina entra corriendo hacia la cocina cuando se topa con ella y se detiene en seco.

Al verse, la chica se es cuenta de quién es y le sonríe.

—Hola, pequeño, qué sorpresa.

Como si se conociesen desde hace años se inclina hacia mi hijo y tomándolo de los brazos lo levanta del suelo para cargarlo.

Ante tal acción Amber se encuentra anonadada y yo más, pues nunca he visto a Dylan reaccionar así más que por ella. Sobre todo teniendo en cuenta más que esa chica es una desconocida.

—¿La conoces, Dylan?—Le pregunta Amber cuando la chica lo baja.

—Sí— responde alegre. —Ella me ayudó a encontlal a mi papi ayel en el supel.

Mira a la chica y le dedica una gran sonrisa.

—Bueno, me imagino que vienes por lo del trabajo. ¿No es así?

—Sí, vengo por el trabajo.

—Entonces siéntate para hacerte la entrevista— le indico con un gesto del brazo.

La apuesta de mi vida ✓TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora