24. Sorpresa para Dylan

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April.

¿Por qué sigo aquí, después de todo? ¿Por qué teniendo una oportunidad para irme a donde quiero, mi corazón me dice que no lo haga?

La pantalla de mi ordenador brilla con un mensaje enviado desde el departamento de Astrología de la NASA, Katherine Wilson, la jefa de ese departamento es quien lo envía, lo sé porque no hace falta abrir el correo para poder leer el remitente.

Abrirlo es lo que más deseo en este mundo, pero, un pastel se está horneando en la cocina y Adam aguarda para que lo ayude con la decoración; hoy, es el cumpleaños de un pequeño niño al que llevo unos cuantos meses de conocerlo, inclusive ya perdí la cuenta, aunque no es del todo cierto, llegué a esta casa hace exactamente cinco meses y desde entonces no me arrepiento de haberle hecho caso a Mathew sobre buscar algo distinto para mantenerme.

Abrirlo o no abrirlo, me debato en algo que quiero y no quiero, porque, ¿y si la respuesta es que no me aceptaron? Entonces no tendría mucho caso puesto que siempre me rechazan, esa respuesta ya me la sé de memoria e inclusive sus disculpas por no poder integrarme a su equipo de trabajo, pero, ¿y si la respuesta es afirmativa? No he recibido una respuesta afirmativa desde que terminé la Universidad, todos me han dicho que no necesitan una Astrofísica por el momento, que tienen a los mejores Astrofísicos inclusive más capacitados que yo, con experiencia en el campo, y bueno, citando sus palabras textuales ellos siempre dicen "Por el momento no necesitamos alguien de su categoría, es muy bueno su historial pero como le he dicho, no precisamos de sus servicios"

Educados pero no me aceptan porque no tengo experiencia, ja, son unos tontos.

Qué hago ¡Dios! Esto es demasiado complicado para mí.

— ¡April, el pastel ya está listo, ¿me ayudarías a decorarlo?!—La voz de Adam me hace sobresaltar de mi cama, por un momento he olvidado a la razón por la que he subido a mi habitación.

Claro, venía por algunos adornos y una vela de cumpleaños que había comprado con anterioridad para mi pequeño.

No quiero arruinar la fiesta sorpresa de Dylan, así que opto por no seguir debatiéndome entre leer o no ese correo y por el momento cierro mi laptop, tomo las cosas y salgo de mi habitación para seguir ayudando.

Al entrar a la cocina me encuentro con un Adam lleno de harina por toda su ropa y rostro, tratando de sacar del horno un pastel de chocolate que él solo se ha dispuesto a preparar; no ha querido dejar que me entrometa en su elaboración, según él, esta vez quería hacer algo que viniera de él para Dylan, puesto que últimamente yo lo hago todo y eso no es del todo correcto.

La verdad es que no quise iniciar una discusión con él, para qué aclararle que para mí ya no es un deber hacer lo que hago por Dylan, que se ha convertido en una persona muy especial en mi vida y que lo quiero, pero sus celos de padre no dejan ver más allá, no dejan que vea la realidad.

En fin, ahora estoy de pie en la entrada de la cocina observando cómo coloca el enorme pastel sobre la barra de la misma.

—Listo, ahora...—gira su cabeza de un lado a otro en busca—tal vez—de los accesorios para colocar el dulce alrededor del pastel y de la fruta que él mismo ha picado horas antes. Como les dije, no dejó que metiera un solo dedo en la cocina, prácticamente me echó. —Oh, aquí está—dice encontrando lo que supuse que buscaba: la fruta y los accesorios para colocar el dulce. En realidad esas cosas tienen su nombre, Mathew me los ha repetido miles de veces pero no logran grabarse en mi mente, así que yo los llamo accesorios.

— ¿Quieres que te ayude o prefieres que no siga metiéndome entre el pastel y tú?—Cuestiono, y mi voz delata que estoy molesta aunque en realidad no lo estoy, o eso creo.

La apuesta de mi vida ✓TerminadaWhere stories live. Discover now