29. ¿Error?

30.5K 1.5K 71
                                    

Adam.

—¿Están bien? —Cuestiona de nueva cuenta Amber. Pese a ello, la pregunta sólo es repetida por una razón: Amber sabe que está ocurriendo algo. Eso lo sé.

—Ah...—April parece más nerviosa y yo... Simplemente trato de ocultarlo.

Y entonces, me doy media vuelta para marcharme con Dylan, porque... Simplemente quiero huir de eso, y porque, como le acabo de decir a April, esto ha sido un error. Un error que no pienso repetir.

...

April.

¿Qué sucede después de un beso? La pregunta suena un poco fácil, ¿no? No, es mentira. No es fácil, para nada. Después de un beso puede suceder cualquier cosa, y no me refiero a un beso en la mejilla, estoy hablando de un beso en los labios. Un beso que quizá, llevas esperando por un largo tiempo, y que resultó como temías: en un desastre.

Lo peor de esta situación es que Adam me acaba de decir que ha sido un error, y, sin embargo, yo no lo veo de ese modo.

Quiero gritar, quiero saltar como una adolescente hormonal porque me siento feliz de algún modo. El beso entre Adam Sangster y yo ha sido todo menos un error, porque gracias a este beso puedo comprobar lo que hace algún tiempo atrás mencionó mi hermano. Y es que ahora sé que estoy enamorada de Adam Sangster, pero él no lo está de mí.

...

Adam.

Incómodo. Así ha sido el resto de la tarde.

La situación entre April Mayer y yo ha sido incómoda después de ese absurdo beso que no puedo sacar de mi mente, pero sobre todo de mi sistema.

Es como si ese beso se hubiese clavado en mis labios, como algo que se niega a abandonarme y amenazada con inundar todo mi sistema como un virus, pero un virus que, a pesar de querer desecharlo, una parte de mí se niega a dejarlo ir.

La cuestión es, que al parecer el único incómodo aquí soy yo. Después de haber dejado a April de pie en medio de la pista de patinaje, hui a donde se encontraba Dylan e intenté de una y mil formas pasar el resto del tiempo con él. Y si les soy sincero, eso resultó casi imposible puesto que mi hijo trataba a toda costa que regresara con April con el pretexto de seguirle enseñando a patinar.

No sé si es mi imaginación, pero parece como si Dylan estuviese tramando el cómo juntarme con April. Aunque si lo pienso mejor, es totalmente absurdo porque mi hijo sólo tiene cinco años, es... Él es demasiado pequeño como para tener un plan y... Dios, sólo estoy diciendo tonterías.

En fin, ahora me encuentro en un restaurante en compañía de mi hijo, Amber, April y su hermano, y les puedo jurar que April Mayer se encuentra bastante indiferente desde que salimos de la pista de patinaje. En cierto modo no la pudo culpar, porque esa fue mi actitud durante el tiempo que estuvimos patinando, ella iba con su hermano y yo con mi hijo, ambos por nuestra parte y ambos evitando mirarse.

—...Gracias April—dice mi pequeño, abrazando a su niñera por algo que desconozco. —Gracias por haber venido con nosotros. Esta es la mejor Navidad que he tenido.

—Me hace muy feliz saber eso, pequeño—hace saber con una enorme sonrisa en el rostro. Al parecer esta chica jamás deja de sonreír. Supongo que esa es la manera de afrontar las peores situaciones, con una sonrisa.

Y, a decir verdad, esa sonrisa la hace lucir muy hermosa. —Aunque... Siendo honesta, para mí también ha sido la mejor Navidad, Dylan, porque tú estás en ella.

La apuesta de mi vida ✓TerminadaWhere stories live. Discover now