Adam Sangster es un empresario, viudo, con un hijo de cuatro años. Todas las mujeres quieren estar con él, aunque sólo sea vivir una aventura. Pero a Adam no le interesa ninguna de ellas; lo único que ocupa su mente es su hijo, y la única mujer que...
Me miro en el espejo, y sonrío ante el reflejo, ante lo que soy.
Termino de hacer el moño alrededor de mi cuello y giro mi rostro hacia ella.
—Es hora —le digo. Ella sonríe.
Salgo de la habitación para ir al altar, en donde esperaré a April cuando salga, en donde Dylan irá junto a ella tomado de su mano, como siempre será.
La miro antes de desaparecer en la bifurcación; me dice "adiós", este es nuestro adiós, aunque sé que aún falta que se lo diga a April.
«Adiós, Emily», es lo último que pienso antes de salir hacia el jardín.
. . .
April.
Esperamos.
Al cabo de un año, por fin vamos a casarnos. Después de todo lo que hemos pasado, los tres, los cuatro, ahora por fin estamos unidos, porque, sí, vamos a casarnos, pero, no necesitamos de esto para saber que estaremos juntos siempre, sin importar las adversidades, o quién quiera separarnos.
Ellos están afuera, aguardando a que salga, mientras que Amber termina de arreglarme, y Dylan no deja de jugar con Kyle, su hermano.
—Estás lista —me hace saber mi amiga, dirigiéndome hacia el espejo para observarme.
—Pareces una princesa, mami —comenta mi pequeño príncipe.
—Te ves hermosa, April —recalca Amber. —Estás hermosa, como siempre.
—Wow —es lo único que digo ante el reflejo. El vestido que he elegido es precioso, el diseño, que recorre las mangas y la parte de la falda es sencillamente sorprendente.
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—April, ¿puedo pasar? —la voz de mi hermano se hace presente al tocar la puerta, Amber se dirige hacia ella para dejarlo entrar, y cuando por fin me ve, casi llora.
—Apr... April, te ves... Hermana, luces preciosa —admite con un brillo en los ojos.
—Mi mamá parece una princesa, ¿no, tío?
—Claro que sí, Dylan. Tienes suerte de tener una madre como ella.
—Basta, ambos o me harán ponerme más sentimental de lo que ya estoy —recalco limpiando las lágrimas que están a punto de salir de mi rostro.
