21. Ya no te quiero

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Narrador omnisciente.

Dicen que los niños no pueden entender cuando un adulto toma una decisión difícil en sus vidas, y si los implica o peor aún, si ese pequeño ser tiene fuertes sentimientos hacia ese adulto y la decisión que está de por medio es marcharse lejos de él, las cosas empeoran aún más de lo que ya pueden estar.

El corazón de Dylan Sangster comenzó​ a acelerarse de maneras inexplicables después de escuchar decir a April Mayer que pronto se marcharía de su casa.

«¿Acaso había hecho algo malo» pensaba el pobre niño mientras armaba un enorme dilema en su mente.

Y es que para un niño de casi cinco años no es nada fácil escuchar que la única persona con la que te has encariñando más que con cualquier otra que haya pasado tu casa se marcha lejos en ti, es devastador. Sobre todo teniendo en cuenta que esa persona es tu niñera, la chica que se supondría que sólo es eso, tu niñera, y sin embargo no es así; porque esa simple chica se ha convertido en algo sumamente especial.

Que giro tan inesperado había dado en ese momento, y pensar que Dylan sólo había bajado a pedirle a April que durmiera con él esa noche. Ahora se había enterado de algo devastador y ya no quería dormir con ella.

Y para colmo, enterarse de que el culpable de todo lo que ella le estaba diciendo a su hermano era por culpa de su padre... Eso sí que era la gota que derramó el vaso.

SIn decir nada o hacer ruido, Dylan decidió darse media vuelta para subir a su habitación y encerrarse.

Con todo el silencio del mundo subió cada peldaño de la escalera hasta llegar a así habitación y así cerrar la puerta tras de sí.

Después de haberse asegurado de ponerle pestillo, Dylan avanzó hasta su cama y se dejó caer en ella.

No quería ver a nadie, ya no quería nada de nadie, y mucho menos de April o su padre.

Sentía que algo en su pequeño corazoncito se rompía y dolía, dolía como jamás algo le había dolido. Ni siquiera aquella vez en que se cayó de la bicicleta y terminó con un horrible raspón en su rodilla había dolido tanto como en ese momento.

Fue entonces cuando las lágrimas comenzaron a salir de sus ojos y pronto la sábana de la cama terminó empapada.

No quería que se fuera April, no quería que se alejara la persona que había venido a quitar un poco del dolor que ocasionaba el no tener a su madre.

—Pol favol mami, dile que se quede—dijo el pequeño levantando su rostro para mirarme hacia el techo. —Habla con ella mami, dile que no se vaya.

Más lágrimas emanaron de los ojos del pequeño Dylan y al ver que no había respuesta alguna por parte de su madre, decidió tumbarse de nuevo en su cama.

Sólo una cosa se pasó por la mente del pequeño en ese momento.

Si April se marchaba, entonces ya no querría a su padre, y jamás le volvería hablar en toda su vida.

...

April.

Estoy completamente segura de mi decisión. Bueno, siendo honesta no estoy cien por ciento segura de lo que estoy a punto de hacer, pero no puedo retractarme, no si quiero evitar las fatales consecuencias que puedo ocasionar si me quedo.

He hablado con mi hermano lo que tenía que hablar y es hora de que se marche.

Se levanta de su asiento y lo acompaño a la puerta.

La apuesta de mi vida ✓TerminadaWhere stories live. Discover now