14.Accidente.

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April.

Los días avanzan y con ellos las semanas.


Desde hace dos semanas mi inusual hermano mayor, el típico mujeriego al que con sólo verlo te derrites— y eso en opinión de otras chicas— no ha dejado de hablar de esa chica de la cual no sé su nombre.
C

ada vez que nos vemos o hablamos por teléfono, lo único que de lo que me habla es acerca de lo hermosa, inteligente, graciosa y sexy que es ella. En cierta forma ya me está cansando de tanto hablar sobre ella, me gustaría poder conocerla para ver quién es la mujer que ha cambiado a mi hermanito.

Al parecer Mathew está tomando demasiado en serio a esa chica y se está enamorando de verdad, lo cual me hace muy feliz.
Verlo tan cambiado, tan feliz y radiante, con ese brillo en los ojos que nunca antes le había visto, yo... A mamá le gustaría mucho verlo de esa forma. Estaría orgullosa de él así como yo lo estoy ahora.

Sin embargo le he estado insistiendo para que me presente a la chica misteriosa, porque como dije, quiero saber quién es la chica que está cambiando a mi hermanito.

Por otro lado, la felicidad no lo es todo y últimamente me he estado sintiendo realmente mal.
He sentido los nervios de punta, mis sentimientos a flor de piel y estresada con toda la situación en la que me encuentro y que he preferido guardarla en secreto, en secreto de Adam.

Desde que Alan se presentó en la casa de mi jefe, he estado saliendo todos los días al lugar donde estaba él.

Con sólo verlo cada día me llenaba de regocijo, pero también me entristecía pues recordaba que cada día soy una extraña que se presenta a visitarlo, que no recordaba los sucesos de un día anterior y que tenía que fingir que nos hacemos amigos cada día que pasa.

Al menos me lleno de paz saber que está vivo, que sin importar que no me recuerde, sé que siempre lo puedo ver en el mismo lugar.

Cada visita que le he hecho es muy difícil para mí, tener que controlar mis emociones y no lanzarme en sus brazos para poder decirle lo mucho que lo amo es insoportable. Créanme que he estado a punto de hacerlo pero Alan me lo ha impedido; según él, eso no hará más que alterarlo y lo ponerlo en mal estado.

Hoy como siempre, él abarca todos mis pensamientos. No puedo hacer otra cosa más que pensar en él y en mi próxima visita.

Cuando diviso a Dylan acercarse a mí me obligo a sacarme de mi ensimismamiento y capto su atención.

—Hola Aplil— me saluda abrazándose a mis piernas con su mochila colgándole el hombro.
Le sacudo el cabello rubio que posee y él me dedica una hermosa sonrisa.

Amo la sonrisa de este pequeño, con verlo sonreír todos los días, provoca que me olvide por unos instantes que mi vida es una mierda.

—Hola pequeño ¿Cómo te fue hoy?— Le pregunto esbozando una sonrisa falsa para ocultar mi tristeza.

—Muy bien. Me dieron una estlella y la colocalon en la pizala. Ahola tengo muchas estlellas en mi nomble.

—Me alegro amor— digo  devolviéndole de nuevo el cabello. Desde hace unas cuantas semanas, llamo a Dylan con apodos tientos y lindos.

La apuesta de mi vida ✓TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora