44. Decisión

21.2K 1.1K 126
                                    


 El día ha llegado, el momento de pelear contra los Lee se llevará a cabo dentro de unas horas.

Quisiera poder bajar del auto en el que me encuentro, llegar a donde se han llevado a Dylan y marcharme con él. Irnos a donde nadie sepa quiénes somos, cambiarnos el nombre, apartarnos de todos, sin importar nada, sólo mi pequeño y yo, nadie más, sin embargo, no puedo hacerlo, porque hacerlo significaría que me quitaran a mi pequeño definitivamente, y es algo que no pienso permitir.

Lo único que me queda es esperar a que se dé el dictamen y que mi hijo se quede conmigo.

. . .

El tiempo de escurre por entre mis dedos y no puedo hacer nada para atrasarlo e intentar que algunas cosas fueran diferentes. Si pudiera elegir entre haber conocido a April Mayer o dejar que las circunstancias tuvieran el mismo curso... Ya no estoy seguro de qué elegiría, porque sé que la simple idea de querer apartar de mi vida a April, aunque sea sólo en mi imaginación, es una bajeza de mi parte, y por otro lado me hace reflexionar acerca de lo que estoy pasando. Si no hubiese conocido a April Mayer, nada de esto estuviera pasando y los Lee no tendrían razones equivocadas para querer quitarme a lo que más amo en este mundo: Dylan.

Al bajar del auto en el que iba, Amber se aparece lanzándose a mis brazos para proporcionarme un fuerte abrazo que me hace saber que está conmigo.

—Adam... Yo... —aparta su cuerpo del mío y eleva su cabeza para mirarme a los ojos. —Lo que te han hecho es una abominación; ellos no tenían derecho a llevárselo.

—Exacto, Amber, no tenían por qué llevárselo así. Sólo llegaron y sin más, me lo quitaron. Esos...

» Pero te juro que no dejaré que me lo quiten para siempre, y si el dictamen es... —dejo la oración a medias porque mis manos se han transformado en un puño, siento que mi sangre hierve cual lava en un volcán a punto de hacer erupción, primero mezclándose, recorriendo cada rincón del mismo hasta salir a flote y así estallar.

—Tranquilízate, Adam, al menos por Dylan —me pide Mathew a mi lado. —Esto es lo que ellos quieren, que el juez vea que eres un hombre que no sabe controlar sus emociones, que en realidad obligabas a Dylan a decirle madre a mi hermana, que hay maltrato de por medio.

» No les des la satisfacción de ver lo que quieren ver. Hazlo por él, porque te espera.

«Porque me espera», pienso con melancolía.

Entrecierro los ojos y trato de respirar profundamente para mantener la calma, estar concentrado en una sola cosa: pelear por mi pequeño.

—Además, habrá un...

—Amber, no —Mathew la interrumpe negando con la cabeza.

—No... ¿Qué sucede? —pido saber con el ceño fruncido. Está claro que algo ocultan y tengo derecho a saberlo, sea lo que sea.

—Escucha, Adam, sabemos que debes saberlo, sin embargo... Ah... Lo sabrás a su debido tiempo, ¿sí? Sólo confía en nosotros, por favor.

Lo miro dudando en esperar o no, porque a estas alturas todo lo relacionado con mi pequeño me importa.

—Por favor, confía en nosotros, por favor —pide Amber casi con súplica.

Suspiro resignándome a creer en ellos, después de todo, son los únicos en los que puedo confiar ahora.

. . .

—El honorable juez Tarzon hace acto de presencia en esta sala. Pónganse de pie, por favor —pide una mujer al otro extremo del juzgado. A continuación, un hombre de túnica negra aparece, subiéndose al estrado, con aire de autoridad.

La apuesta de mi vida ✓TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora