CAPÍTULO 1: PEETA (PARTE I)

1.8K 109 2
                                    

CAPÍTULO 1: PEETA


POV KATNISS

(PARTE I)


Me desperté y el otro lado de la cama estaba vacio. Instintivamente intente buscar desesperadamente a Prim, debido a una pesadilla en la que mi pequeña hermana salía escogida en la cosecha junto a Peeta. Pero ni siquiera estaba en mi dormitorio. Me tomó unos instantes recordar que había pasado casi toda la noche en la casa de mi novio charlando y cenando junto a su familia. 

Él había insistido en que cenará junto a ellos, incluso me ofreció invitar a mi madre y a mi hermana, prometiendo que su madre se comportaría. Pero sabía que era mala idea, si su madre me odiaba a mí era por causa de mi madre, y no quería exponer a mi familia al mal genio de ella, sobre todo no a mi pequeña hermana siendo insultada y rechazada como siempre lo fui yo. 

Neyde, mi madre estuvo de acuerdo, pero insistió en que fuera yo. Supe muy bien el motivo, ella no quería prohibirme algo, cuando al día mismo sería la cosecha y tenía demasiadas posibilidades de salir escogida. Ella jamás lo dijo en voz alta, pero podía ver miedo y tristeza en sus ojos llorosos porque al día siguiente podía perder a cualquiera de sus dos hijas. Así que la abracé y traté de consolar diciéndole que todo estaría bien hasta que se calmó. Me despedí de Prim que estaba concentrada haciendo un elaborado dibujo, para distraer su mente de lo horrible que sería el día de la cosecha para ella. Por primera entraría su nombre, lo cual era una preocupación doble para ella, porque temía por ambas. Prim no estaba con ánimos de hablar y lo tuve que respetar. Yo reaccioné igual en su momento.

Mañana cuando pase esto, todo volverá a la normalidad. Pensé al salir de mi casa, tratando de armarme de valor y esperanza para no derrumbarme por completo.

Mi walkie-talkie empezó a emitir una vibración en mi bolsillo. Era un dispositivo de comunicación pequeño del tamaño de la palma de mi mano, con una pantalla táctil por donde se manejaban todos los comandos. Me costó bastante conseguirlos, pero logré intercambiarlos secretamente con uno de los vendedores del Quemador a cambio de que por dos semanas le daría una parte de lo que cazará en el bosque. Al parecer estaban fallados, y eran obsoletos por lo que un Agente de Paz se había deshecho de ellos. No era de extrañar, el nivel tecnología usada por el Capitolio iba en aumento. Se los lleve a Peeta, y entre él y su padre pudieron repararlos gracias a unos repuestos que Madge me consiguió a escondidas de su padre. Pensé que nos resultarían útiles para poder comunicarnos entre nosotros cuando tomábamos caminos diferentes en el bosque.

Apreté un botón y contesté.

-Voy en camino. –Le dije.

-¿Dónde estas?

-Llegando a la plaza.

-Te alcanzo en el camino.

-Peeta, no hace falta.

-Insisto.

Y la comunicación se cortó.

Cuatro minutos más tarde volvió a vibrar, pero ahora lo tenía en mi mano, por lo que conteste rápido.

-¿Dónde estás? –Pregunté antes de que hablara él.

-En este preciso instante no sé ni donde estoy parado. –Casi lo escuché reír. –Estoy sintiéndome extremadamente atraído por una desconocida. –Cuando dijo eso, algo parecido a los celos empezó a crecer en mí. –Tal vez me puedas ayudar a reconocerla. –Dijo en tono esperanzado. –Tiene cabello oscuro suelto que cae sobre sus hombros, piel olivácea, usa un vestido naranja de mangas cortas y su falda llega hasta por encima de sus rodillas. Hasta podría jurar que puedo ver sus ojos desde aquí. ¿Tal vez son grises? Lo siento, no quería decirlo, pero creo que me enamoré nuevamente.

-Lo siento, no conozco a nadie con esa descripción. –Dije al tiempo que se dibujaba una sonrisa en mi rostro y buscaba a Peeta con la mirada sin éxito.

-Que lástima, porque de verdad muero de ganas de besarla. 

Me ruboricé al percibir la intensidad detrás de sus palabras.

-¿Por qué no te acercas y lo haces? Tal vez, ella quiera lo mismo.

-¿Eso crees?

-Sí, lo creo. –Dije en tono seductor.

-Seguiré tu consejo. –Aceptó.

Minutos más tarde, alguien me tomó por la cintura desde atrás. En otra situación, me hubiera asustado y golpeado al supuesto atacante, pero percibí el olor de mi panadero preferido, tras un día largo de trabajo. Al ser más pequeña me volteó y me levantó sujetándome con fuerza y dando vueltas conmigo en brazos, cayendo sobre el césped a propósito y yo cayendo encima de él. Él buscó a tientas mis labios y los besó con devoción y una ternura infinita. Suspiró y acabó el beso demasiado rápido para mi gusto.

-Mucho mejor. –Dijo sonriendo de oreja a oreja y con los ojos cerrados

-Tonto. –Le dije entre risas. –Me asustaste.

-Perdóname. ¿Fue cuándo te abrace? No debí ser tan efusivo y tomarte por sorpresa.

-No lo digo por eso. Me di cuenta que eras tú, –escondí mi rostro en su cuello y absorbí su esencia. Este aroma es inconfundible. Canela y pan, seguramente por su jornada de trabajo. No lo había visto en todo el día y lo extrañaba. Peeta jadeó y su corazón se aceleró cuando besé su cuello. Siempre tenía ese y muchos más efectos en él. –Me asusté cuando mencionaste que te sentías atraído hacia una desconocida. –Levanté mi rostro para verlo y el abrió los ojos, con una sonrisa aún en su rostro.

-¿Acaso me crees capaz de fijarme en otra mujer teniéndote a ti? Eres todo lo que necesito y quiero en mi vida. Te amo desde hace tanto tiempo que siento que si te pasará algo, yo no existiría más, porque toda mi vida la dediqué a amarte y cuidarte. No sabría que hacer sin ti.

-Peeta, no hables así, como si nosotros... -Me dolió escucharlo hablar, como si estuviera a punto de perderme.

-Sí, lo sé. Lo lamento mucho. Intento no pensar mucho en la cosecha, pero, estoy tan asustado por ti, por mí... por nosotros, por nuestras familias, sobre todo por mi hermano y Prim.

-Todos estos años hemos sobrevivido ¿Por qué este año debería ser diferente? –Dije repitiendo sus palabras del año pasado cuando me vio teniendo un ataque de crisis por los Juegos del Hambre y lo injusto que era todo.

Peeta sonrió, seguro recordó que él me había dicho esa frase el año anterior.

-Tienes razón. Ahora el pesimista estoy siendo yo. –No le quise decir que yo también me sentía igual. –Sólo debemos aguardar dos años y estaremos libres.

-¿Libres en el distrito doce? ¿En Panem?

-Libres dentro de lo que se puede ser aquí. –Me estrechó aún más entre sus brazos.

Ambos coincidíamos en que no era el mejor lugar para vivir, pero era lo único que conocíamos. Miramos a lo lejos donde se encontraba la valla pensando en que habría mas allá de los límites de Panem. Bajé la mirada y me encontré con una flor amarilla con diminutos pétalos amarrillos. Un diente de león. La arranqué casi desde la raíz y se la tendí a Peeta, que la aceptó sin quejarse. Miró la flor con un interés especial unos instantes, antes de volver su atención a mí. Ambos sabíamos que esa flor significaba mucho más para nosotros, sobre todo, para mí, que cualquier otra cosa.

Me senté en su regazo y nuestros labios volvieron a unirse, en un beso más apasionado que el anterior.

-Te amo. –Murmuré en su oído cuando nos apartamos para recuperarnos del beso.

-Te amo. –Repitió con sus labios casi rozando mi cuello, para finalmente depositar un beso en él.



I'LL NEVER LET YOU GO (PEETA & KATNISS)Onde histórias criam vida. Descubra agora