CAPÍTULO 2: ¿Para toda la vida?

1.3K 82 1
                                    

PARTE I

¤¤¤¤

POV PEETA

Nos vestimos y yo me sentí incapaz de apartar mi mirada de su hermoso cuerpo cuando lo hizo. Amaba hasta el mínimo detalle de su cuerpo, pero sobre todo amaba su personalidad. La simple idea de no volver a verla me dolía.

Era el día de la cosecha y cualquiera de los dos podía ser elegido y llevado al Capitolio como si fuéramos animales de circo, para luego ser enviado a la arena con otros veintitrés desafortunados jóvenes o niños que se verían obligados a luchar a muerte contra los demás para lograr sobrevivir y salir vivos de la arena. Esta vez, al contrario de otras veces, cada beso, cada caricia parecían una despedida. Después de hacer el amor, ambos terminamos derramando algunas lágrimas involuntarias. Si pasábamos esta prueba, si nuestros nombres no salían escogidos, todo lo volvería a la normalidad.

Al menos por un año más.

-¿De verdad te tienes que ir? –Le pregunté.

–Aún es temprano.

-Sí. Necesito ir al bosque, creo que me ayudará.

-Katniss. Hoy habrá más Agentes de Paz que de costumbre. Al menos deja que vaya contigo.

En los últimos cuatro años la había acompañado bastante cuando no había mucho trabajo en la panadería o mi padre prescindía de mi ayuda. Ella y Gale me enseñaron a poner trampas y cazar, aunque jamás sería tan bueno como ella con el arco.

-No. Tu familia te necesita y seguramente querrán pasar estas horas con ustedes. Te prometo que no tardaré.

-¿Al menos estarás con Gale? –Que estuviera sola en el bosque hoy no me agradaba para nada. Gale era su amigo y también la cuidaba.

Debía reconocer que al principio me sentí celoso, porque, cuando se conocieron más yo estaba saliendo con Katniss desde hace varios meses, pero luego yo lo empecé a conocer y me di cuenta que no tenía dobles intenciones con ella. Ahora hasta teníamos una amistad.

-No lo sé. No he hablado con él estos días. Últimamente está muy ocupado con Madge. Esos dos andan en algo, aunque lo nieguen.

Eso no lo negué, yo también tenía mis sospechas. Solían hablar más que de costumbre y las miradas que se lanzaban, no era de simples amigos.

-Entonces, cuídate. –Le contesté. No habría forma de disuadirla a que cambiara de opinión.

Ella asintió.

-Lo haré.

-Katniss. –Volví a llamarla.

-¿Qué sucede?

-Antes de que te vayas, me gustaría decirte algo más. –Mi corazón empezó a latir con fuerza. Podía sentir el peso de la pequeña caja vacía en mi bolsillo.

-¿Qué está mal, Peeta? –Me preguntó, acercándose a mi lado, al notar mi nerviosismo.
Por un momento lo dude. ¿Realmente le iba a proponer matrimonio a Katniss? No sabía como ella reaccionaria, solo teníamos dieciséis años. Era una locura, pero si me ocurría algo irremediable en un día como éste, quería que ella supiera cuanto la amaba, que estaba dispuesto a renunciar a todo por ella, que estaba dispuesto a casarme con ella en un futuro si sobrevivíamos a estos años de cosecha y lográbamos librarnos de los juegos. Sería como una promesa, un compromiso. Quería que Katniss lo viera de ese modo.

-Eso depende de tu reacción. –Le aclaré.

-No entiendo.

-Solo escúchame ¿sí?

Ella solo asintió.

Tenía que decirle que me esperará, ir a buscar lo que había preparado para ella, ponerle el anillo como toque final y traérselo. O llevarla la pradera o proponerle nuevamente acompañarla al bosque y desayunar con ella allí y...

Maldición. Había ensayado por semanas, meses e incluso años como pedirle matrimonio a Katniss. Y a la hora de hacerlo me quedé sin palabras. Incluso llevaba dos semanas planeando este momento.

Desde el momento que la vi por primera vez y la escuché cantando la Canción del Valle el primer día de clases... me quedé  completamente hipnotizado por su voz, su sonrisa, sus ojos, su cabello, su piel. Me había enamorado de ella en ese mismo instante y supe que no existía vuelta atrás. Que haría hasta lo imposible para que ella se fijara en mí, que me amara para poder pasar el resto de mi vida con ella.

La idea era hacerlo ayer luego de la cena, mientras la acompañaba a su casa yo le proponía ir un rato a la pradera. Sabía cuanto amaba ese lugar, aparte del bosque. Y bajo la luz de la luna y un cielo despejado lleno de estrellas. Decirle todo lo que sentía y finalmente proponerle matrimonio. Pero mi plan se arruinó cuando ella se quedó dormida en el sillón. Y ahora no sabía qué hacer sin que sonará ridículo.

Una vez que acosté a Katniss en mi cama y la cobije con las sabanas, baje nuevamente con mi padre y mis hermanos, les pedí ayuda.

Luego de volver de la casa de las Everdeen para avisarles que Katniss se quedaría aquí y aprovechando que mi madre dormía, nos pusimos a hacer un pastel, un pequeño pastel especial, que simulaba ser una cajita donde colocar el anillo. Tenía el tamaño de una porción generosa o dos pequeñas. Era cuadrada las paredes exteriores la tapa eran de color verde claro y la tapa tenía un moño color amarillo el interior lo que en una caja común sería una almohadilla soporte del anillo era blanco. Y de un costado colgaba un pequeño señalador amarillo con una breve pregunta escrita por mi propia mano con colorante vegetal negro:

"¿Quieres casarte conmigo?"

Interiormente el pastel estaba hecho de la manera clásica. Pero exteriormente estaba toda forrada con la cantidad justa de pasta ballina teñida con colorantes vegetales, para que tuviera el aspecto que yo deseaba. Entre los cuatro no demoramos mucho en terminarla. Apoyada sobre una pequeña base redonda de cerámica. En la que había pintado el nombre de Katniss en un costado. Excepto por la base de cerámica, lo demás era completamente comestible. Le había dicho a mi padre que quería hacer algo especial para Katniss y eso me pareció algo original. Sorprenderla dándole el anillo en una cajita comestible, no era algo tradicional, tampoco algo que estaba seguro no esperaría de mí. Me esforcé tanto en que quedará perfecto, controle al menos diez veces cada detalle hasta que me quede conforme con el resultado.

Según mi padre y mis hermanos estaba perfecto. Esperaba que Katniss pensará lo mismo.

Sentí sus manos acunando mi rostro con ternura.

-Amor, no me asustes. ¿Es por la cosecha, verdad? ¿Tienes miedo por mí?

Claro, que tenía miedo por ella. Pero no era eso lo que quería decirle.

-No, digo sí. Pero, no es eso lo que tengo que decirte. Pero olvídalo, puede esperar hasta que regreses.

-¿En serio?

-Sí. –Le asegure. Pensé que cuando volviera tal vez, podría estar más tranquilo y hacerlo.

–Bajemos. Te acompañare hasta afuera. De paso te daré algo para que comas en el camino, ya que no quieres quedarte a desayunar.

I'LL NEVER LET YOU GO (PEETA & KATNISS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora