Pequeña recopilación de las vivencias de un chico roto

442 28 13
                                    


8 de Febrero de 1990.

Aquel día no fue uno de los más felices en la vida de Jacinda Rowell, al contrario, fue el más difícil de todos. Ese mismo 8 de Febrero nacía el bebé que llevaba en su vientre hacía nueve meses, el cual no era deseado. Jacinda estaba dispuesta a cuidar del niño, más no su novio, el padre del bebé. Ambos tenían apenas dieciocho años y una vida por delante. El bebé había arruinado todos sus planes.

El escenario empeoraba debido a la situación económica de Jacinda, quien venía de una familia humilde que no contaba con muchos recursos. A diferencia de ella, su novio, Albert Parks, era el hijo de uno de los magnates más ricos de California. Pero Albert no quería mancillar su reputación aceptando el hijo de una mujer pobre con la que ni siquiera estaba casado, así que llegó a un acuerdo con ella: Le otorgaría el dinero para mantener al niño secretamente, y a cambio, ella jamás mencionaría una palabra sobre la identidad de su progenitor.

Ese 8 de febrero el niño llegó al mundo y le fue otorgado el nombre de Albert Rowell. Jacinda sabía que no podía ponerle el apellido de su ex novio, por lo que le otorgó su primer nombre, para que siempre le recordara a éste que el niño era suyo.

El pequeño Albert, o Al, como todos lo llamaban, creció en el yugo de una familia pobre y rota, en la que vivían siempre con lo justo. Pasaba mucho tiempo en solitario debido a que su madre realizaba dos trabajos de medio tiempo para poder mantenerlos. La cantidad de dinero que les otorgaba Albert Parks era mínima.


19 de Marzo de 1995

Stan McClarence llegó a la vida de Jacinda y a la del pequeño Al, de cinco años, cuando tocó su puerta por primera vez y le ofreció a la familia sus jabones caseros.


30 de Marzo de 1995.

Jacinda y Stan tuvieron su primera cita.


20 de Enero de 1996

Stan se mudó con Jacinda y Al, para que juntos intentaran construir una nueva familia. Al encontró en él la figura paterna que tanto le hacía falta.


8 de Febrero de 1996

Los niños reciben muchas cosas en su cumpleaños de seis años, pero Al no recibió obsequio alguno. Los críos en el preescolar se reían de él por llevar pantalones remendados y ropa que no solía ser de su talle. Su cumpleaños fue bastante feliz, sin embargo. Su madre le había preparado un pequeño pastel con seis velitas viejas y dispares que encontró por lo cajones. Era de chocolate, el favorito de Al.

Aquel día, antes de que den las doce y de que su cumpleaños terminara, Jacinda besó la cabeza de su hijo y se fue a dormir a su dormitorio. Minutos después, otra figura abrió la puerta de la pequeña habitación del niño, el cual se levantó emocionado pensando que era su madre otra vez, que venía a leerle un cuento. Estaba muy equivocado.

Stan traspasó la puerta de su dormitorio en total silencio. Al no entendió cuando se subió con él a la cama y comenzó a bajarle los pantalones. <<Tranquilo, esto te gustará>>, le decía su padrastro, mientras lo tocaba zonas que solo había tocado su madre cuando le frotaba el jabón en la bañadera. ¿Qué estaba pasando?

Al no comprendía la situación, ¿qué estaba haciendo Stan? ¿Por qué se quitaba también los pantalones?

Ese 8 de febrero Stan hizo que Al sintiera tanto dolor que hasta logró que sangrara. Al lloraba, pero la mano de Stan se posaba sobre su boca sofocando cualquier sonido, mientras él mismo profería silenciosos gemidos.

La redención de los adictos ©Where stories live. Discover now