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—¿Qué pasó aquí? —Y para no ser poco, el director se encontraba ya dentro del círculo inspeccionando lo ocurrido. Miró el labio roto del joven que los había atacado y luego pasó sus ojos a Calum.

—Yo...

—No. Tú vendrás conmigo. —Ni siquiera dejó que el moreno termine la oración acusándolo de algo que él no hizo. —Y tú también. —Señaló al joven anterior que comenzaba a pararse de a poco.

El ojos marrones bufó ajustando su mochila y caminando detrás del director al igual que el joven de su lado. Miró de un instante para otro a su atacante y éste posó una maligna sonrisa que hizo poner peor a Cal.

Luego de caminar por algunos pasillos dentro del establecimiento, llegaron hasta una oficina algo grande para el gusto de Calum, y el director se sentó frente a ellos adjuntando unos papeles antes de comenzar con sus acosos.

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El rubio caminó lo más lejos posible tratando de olvidar lo pasado, sus pasos aumentaban a la vez que recordaba cada sensato momento haciendo que la ira vierta en él.

Chocó a toda la gente que se interponía en su paso, recibiendo chistidos o maldiciones de cada uno, que a él parecía ni importarle.

Cuando sus pasos ya no dieron más, recorrió el lugar con su mirada analizando cada pedazo esperando reconocer ese lugar, pero fue imposible ya que su padre nunca le había mostrado aquella parte del establecimiento pero a él le parecía un lugar perfecto, ya que de podía ver escasez de gente y eso, es lo que más ama.

Se sentó en la mitad del suelo y sacó sus auriculares seguido de su cuaderno repleto de dibujos y hojas en blanco, también con algunos lápices. Posó los auriculares en su oreja y dejó que la música fluya en sus oídos para comenzar a dibujar.

A la quinta canción el dibujo ya se encontraba terminado, todavía no sabía que eran aquellos finos garabatos que había traspasado de su mente al papel, pero seguramente ya le iba a encontrar alguna vuelta o nombre.

Había olvidado completamente la hora, y por lo que pudo divisar, la tarde ya había cesado porque se podían ver las estrellas blancas en el oscuro negro entre los frondosos árboles.

Se paró guardando todo en su mochila y empezó a caminar de camino a su cuarto junto a Calum, todo este tiempo se había olvidado de su existencia y ahora quería saber en dónde se había metido.

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Salió de la oficina hecho furia ya que el director no había puesto ni mínima atención en sus palabras y había tomado como verdadero todo lo dicho por Wedder –el maldito joven que había iniciado la pelea–.

Caminó lo más rápido que pudo a su habitación encontrándose en el camino con algunas caras conocidas.

Antes de estar algunos pasos de su cuarto, una voz diciendo su nombre llamó su atención.

—Hey Calum. —Se dio media vuelta al escuchar nuevamente su nombre. Pudo encontrarse con un muchacho que antes había visto.

—Oh, hola. —sonrío con pocas ganas queriendo ya tener espacio propio y paz.

—Mi nombre es Ethan, iré contigo a algunas de las clases de ahora en más, el profesor me pidió que te pase la tarea de hoy y a Luke también, pero veo que no se encuentra contigo. –Hizo puntitas revisando si estaba atrás del moreno pero no fue así.

—No, él no está conmigo Ethan, si quieres entremos a la habitación y empezamos con todo lo de hoy. —Caminó seguido del muchacho a su lado, puso la llave en la cerradura abriéndola y entraron a la habitación.

A penas pusieron un pie, Ethan quedó embobado con los pósters que adornaban el pequeño espacio, algunos de ellos eran conocidos por él pero otros no.

—Ven, toma asiento. —Dijo mientras corría una de las sillas del escritorio dándole lugar.

—Sí, gracias. —Reaccionó luego de algunos segundos al pedido del ojos marrones.

Sacó los elementos necesarios para empezar con lo debido dejándolos arriba del escritorio al mismo tiempo que Calum buscaba los suyos dentro de su mochila.

—Bueno, lo prim...

La puerta de entrada fue abierta dejándole con las palabras en la boca, Luke apareció en ésta entrando a la habitación mientras miraba incrédulo al joven que estaba allí dentro.

Inspeccionó su cuerpo de arriba a abajo y luego a Calum con un cierto enojo enfocado en su rostro.

—¿Y él quién es?