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Las veces que Luke había visto dormir plácidamente al castaño eran incomparables con la de ese momento. Se mostraba una pequeña sonrisa en su rostro y pequeños ronquidos salían de su boca.

El reloj marcaba las nueve de la noche en el momento que el rubio lo miró, salió de la cama haciendo los menores movimientos posibles para despertar a Calum y se adentró al baño ya que tenía que hacer sus necesidades.

Cuándo salió, caminó hasta la cocina y se tomó un vaso de agua mirando su maleta y pensando en toda la ropa que tenía que sacar de allí; era bastante y al menor le daba flojera hacer aquello.

Al acercarse a ésta y abrirla, vio la matrícula que había conseguido para su compañero gracias a una charla que tuvo con el director dejándolo que vuelva al establecimiento sin ningún problema alguno. Se lo iba a dar algunos días antes de terminar las vacaciones. Luke tenía pensado quedarse todas las vacaciones con él y le parecía perfecto.

Esta vez no iba a cocinar porque seguramente causaría un desastre, por lo que pidió algo rápido y se dirigió nuevamente a la habitación compartida con Calum para poder despertarlo.

—Hey, bebé. —Habló al estar cerca de su anatomía. Como vio que no hacía algún movimiento lo llamó de nuevo, pero esta vez dando suaves movimientos en él. —Vamos Calum, despierta. —Los empujones se tornaron más fuertes al mismo tiempo que repetía la misma oración.

Por fin pudo escuchar quejidos de parte del castaño mientras de a poco, abría los ojos acostumbrándose a la vista.

—¿Qué quieres, Luke? —Su ronca voz resonó en los oídos del nombrado, parecía un poco enojado.

—Ya va a llegar la comida y no quiero comer solo. —Marcó un puchero notando la risa de Calum viendo como se paraba rasgando sus ojos.

—Si quieres esperame en la cocina, voy a ir al baño. —Asintiendo, Luke se paró de la cómoda cama y fue otra vez al comedor para esperar al moreno.

Calum estaba en el baño lavando su rostro y riendo al recordar las caras del rubio, al cerrar la canilla escuchó como alguien hablaba con su amigo y entonces se pudo dar cuenta que capaz sería el encargado de traer la cena.

Salió del pequeño cuarto y cuando llegó al mismo lugar donde estaba el ojos celestes pudo ver que había pedido comida de Mc Donald's, se sentó a su lado y agarró el combo que él le pasó.

Calum vagaba en su mente cuando se dio cuenta que nunca había preguntado como llegó el rubio, y tampoco como entró a su casa. Seguramente por la venta, pero ¿cómo entró la maleta y sus cosas? Decidió preguntarle para callar su mente.

—¿En qué viniste? —Habló al tragar el bocado de la hamburguesa.

—Pensé que nunca ibas a preguntar. Le pedí el auto prestado a Ethan. —Calum, al escuchar aquello, casi se ahoga.

—¿Qué? ¿Ethan? ¿El mismo quién alguien le tenía celos? —Miró juguetón al rubio.

—Sí, el mismo. —Sonrió dando un corto beso en sus labios. —El día anterior a tu llamada me encontró cerca del lago y hablamos un rato.

Le pareció tan raro que los dos de llevasen bien, eran tan diferentes y siempre peleaban y que de un día para otro hagan los pases. Algo había detrás de todo el cuento.

—¿Pasa algo? —Cómo había visto que el moreno no contestó y había cambiado su semblante, cuestionó.

—No, Hemmings —Sonrió terminando con sus papas.

Luke ya había terminado su hamburguesa y estaba esperando que Calum haga lo mismo, tardaba tanto para comer que lo ponía nervioso. No sabía lo que pasaba en la cabeza del mismo y no quería iniciar una pelea, solamente quería paz entre los dos para poder disfrutar los meses a solas.

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