3

19K 1.5K 770
                                    


No sé cómo tuve la fuerza para llevar aquél ciervo a casa, atravesando el bosque, pero lo hice. Maddox se había ido y no podía ayudarme, aunque si lo hiciera sería porque quería ganarme con aquellos actos, así que tampoco me interesaba.

Mi padre no se podía creer que yo hubiese traído aquello a casa, y mi hermana Sofi saltaba por el salón porque ya no tendríamos hambre durante un tiempo, esa era la mejor parte de traer comida. Con el estómago vacío nadie podía dormir, y mucho menos yo. El estómago lleno hacía que parase mis pensamientos, y simplemente, descansase por un momento.

—Aun no entiendo cómo has cazado este ciervo. —Mi padre le quitaba la piel al animal, clavando el cuchillo entre la grasa y el músculo, deslizando con movimientos suaves, finos y lentos para que se desgarrase la piel de la carne. Era maravilloso.

—Lo mató Maddox para mí. —Respondí lo más rápido e ingeniosamente que pude. En un cuenco, mi madre recogía la sangre que salía del cuello del ciervo, aún estaba caliente y era absolutamente asqueroso.

—¿Maddox? Es muy buen chico. —Asentí, escuchando el golpe de mi padre con aquél machete para cortar la pierna del ciervo de cuajo. —Dale las gracias cuando lo veas por esto. —Continuó mi madre, poniendo el frasco de sangre justo al lado de la ventana entreabierta para que se cuajase.

—Oh, también traje esto. —Abrí el chaquetón y saqué el pequeño saco deshilachado, poniéndolo en el mostrador. Dejé ver las moras, y mi madre se tapó la boca al verlas, o quizás, no era por eso. Puso una de sus manos sobre las mías, acariciando aquellos arañazos que escocían con sólo rozarlos. Eran profundos para ser arañazos, pero a mí no me importaba, porque mi familia no se moriría de hambre otro mes más.

—¿Te duelen? Espera aquí un momento. —Mi madre se apresuró a subir las escaleras de piedra hasta el botiquín de la segunda planta. Más bien, era una caja con todos los remedios y utensilios para curar y sanar.

Mi padre miró hacia Sofi, que se entretenía en una esquina al lado de la chimenea con su muñeca de madera, acariciándole aquél vestido azul que mi madre había cosido para ella.

—Se acercan tiempos difíciles, Camila. —Dijo mi padre en voz baja, cogiendo la piel del ciervo y metiéndola en un barreño. Luego, se giró para mirarme directamente a los ojos. —La gente se está muriendo, y por lo que tengo entendido en las Llanuras, las represiones cada vez son más duras. —Vi el atisbo de preocupación en sus ojos, y en la forma en que sus mandíbulas se apretaban. —No hagas nada estúpido, porque si la próxima vez te pillan, van a matarte.

—¿Por qué? —Mi padre cogió al ciervo, y enganchó su cabeza con un garfio que atravesó su paladar, colgándolo de la ventana para que durante la noche se congelase.

—El dinero de las arcas se está agotando, el Canciller y su Corte se han gastado nuestro dinero en fiestas, cenas, comidas, viajes, todo lo que te puedas imaginar. Y necesitan más, cada vez más. Nos están presionando, ahogando para que trabajemos sobre nuestras posibilidades, mientras que nosotros no tenemos nada. Pronto dejarán de permitir la caza salvaje en el Bosque para que compremos búfalo de las Llanuras, aumentarán las medidas de seguridad, y estaremos todos jodidos. —Terminó por hablar en voz baja, desviando ambos a la vez la mirada a Sofi, que ni siquiera se había percatado de que estábamos hablando.

—Ya estoy, no sabía dónde había metido el cleptum. —Mi madre desenroscó la tapa del frasco, y tomó mi mano con cuidado haciendo una mueca. —Se te va a infectar si no lo curas bien.

—Lo sé. —Respondí sin más, y vi cómo untaba sus dedos en aquél ungüento verde intenso, y repasaba las marcas de mis manos con este. Escocía, según mi madre, escocía incluso más que el alcohol químico que tenían antes de que yo naciese. El dolor y escozor perpetraba las heridas, sumiendo mi mano en un intenso dolor punzante y picazón, ardiéndome la mano, pero yo ni siquiera me quejaba, simplemente apretaba los dientes aguantando lo que fuese.

cielos de ceniza; camrenWhere stories live. Discover now