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Camila's POV

Aquél mes y medio estaba siendo una auténtica tortura. Pasaba la mayoría del tiempo en la enfermería distrayéndome de todo lo que pasaba a mi alrededor. Shelley incluso me dejó operar de apendicitis a uno de los soldados novatos porque el doctor no estaba allí. Sería por mi templanza o porque había estado haciendo cosas así desde que era pequeña.

-¿Qué hiciste ayer? –Preguntaba Dinah al otro lado de la camilla sujetando con la apertura del apéndice.

-Mmh... -Suspiré a través de la mascarilla, atrapando el apéndice con las pinzas. –Me aseguré de que todos estaban bien en el condado.

A nuestro alrededor, dos enfermeras más que sujetaban la apertura con Dinah. Yo, mientras quemaba poco a poco el extremo del apéndice que se iba separando.

-Tu vida no es muy interesante que digamos, eh. –Hice una mueca y me giré hacia la enfermera que tenía a mi lado, cogiendo las pinzas con el hilo y la aguja.

-Oye, ¿tú como sabes hacer esto sin ser cirujana? –Comencé a coser lentamente la primera parte, encogiéndome de hombros.

-Cuando tienes que sobrevivir sin nada, aprendes estas cosas. –Chasqueé la lengua tirando del hilo con las pinzas, mientras las demás me ayudaban a secar la apertura. –También influye que mi bisabuela era doctora antes de la guerra y enseñó lo que sabía a mis abuelos.

Seguimos en silencio, mientras el látex de los guantes se adhería a mi piel, y mis dedos se movían a la vez que cosía el abdomen de aquél muchacho que no se había sentido muy bien los últimos días. Claro está; tenía apendicitis.

Cuando comencé a coser la herida superficial, Dinah carraspeó frunciendo el ceño y sin apartar la vista de la sutura que estaba realizando escuché su voz alzarse.

-¿Hay noticias sobre...? Ya sabes, Lauren... -Su voz sonaba más suave, y me tensé pero lo manejé bien. Seguí cosiendo, metiendo la aguja por la piel del chico lo más tranquilamente que pude.

-No. –Respondí sin más, dando aquellos dos puntos finales que faltaban. –Dinah, ¿puedes despertarlo tú?

-Claro. –Me separé de la camilla y salí de allí quitándome la mascarilla y los guantes, haciéndolo todo una bola que tiré a la basura.

Escuché barullo en la cafetería. Gritos, todo el mundo corría. ¿Qué estaba pasando? Corrí yo también siguiendo a la masa de personas, a aquella marabunta que se acumulaba en los pasillos sin saber bien dónde ir. Todos corríamos, pero yo sin saber por qué. Vero se puso a mi lado, y levanté la mirada hacia ella sin entender nada.

-¿¡Qué ocurre!? –Justo entramos en la cafetería donde todo el mundo se concentraba.

-¡La guerra, Camila! ¡Dicen que la guerra ha acabado!

Estaba segura de que mi rostro palideció. Todos nos quedamos parados al entrar en la cafetería, en unas pantallas gigantes se proyectaba lo que eran soldados abrazándose en mitad de casas destruidas, en mitad del caos más absoluto. Vero vio a Lucy, y sonreí, me alegraba profundamente por ella, pero yo no vi a Lauren.

¿Qué iba a pasar? La guerra había terminado, sí, pero, ¿y si Lauren no había sobrevivido? Aquél pensamiento me consumía, aquél pesimismo me dolía y sólo de imaginar cómo sería en realidad me daban arcadas en mitad del pasillo.

Desaparecí a su habitación, me hundí en la manta; no quería saber nada de nadie hasta el día siguiente que era cuando volverían.

*

cielos de ceniza; camrenWhere stories live. Discover now