9

19.1K 1.6K 718
                                    


"Ve a la Ciénaga", ponía en aquella nota que habían dejado a mi nombre bajo mi puerta. Y allí estaba, en la Ciénaga, siguiendo las instrucciones que seguían. "Ve al puesto de carne y di que eres Camila." Lo dije. La señora me tendió una bolsa llena de carne de ciervo y algo de verduras frescas, no sabía cuántas vidas necesitaría para pagarle aquellas cosas a Lauren.

"No puedo contártelo, Camila. Y siento en el alma la forma en que te trato, porque no te la mereces. Debería ser más atenta, quizás más dulce contigo, pero no he aprendido a serlo aún. Le dejé a tu familia algo de ropa en la puerta de casa, espero que os sirva. No podré verte hoy, estoy de guardia en el Condado, pero si me buscas tengo ronda de noche hoy. Sé que no es muy agradable pasar tiempo conmigo, pero... Quizás quieras distraerte. —LC."

Acabé la nota con una sonrisa en la cara y casi estrujando el papel entre mis dedos, aunque lo guardé en el bolsillo de aquél abrigo revestido de lana por dentro, aunque por fuera era impermeable de color azul. Era extraño, pero aquél olor, el olor a jabón que aún permanecía en la ropa me recordaba a Lauren.

—¿De dónde vienes? —Escuché una voz grave frente a mí y levanté la cabeza del suelo. Era Erik. A un lado, Lauren haciendo guardia.

—De la Ciénaga. —Él frunció el ceño soltando una risa, metiéndose las manos en aquellos pantalones militares.

—¿De la Ciénaga? Vamos, no tienes dinero para comprar ahí. Dónde estabas. —Volvió a preguntar de forma más dura. Sus ojos se clavaron en mí con la mandíbula tensa y el gesto serio, intentando sonsacarme lo que él quería.

—Estaba en la Ciénaga. —Volví a repetir levantando la bolsa, apartándome de él para ir calle abajo. —Por si no lo sabes, ahora trabajo en la Sede. —Él soltó una risa, negando, y me di la vuelta hacia él justo a la altura de Lauren, que miraba al frente sin hacer nada. —¿Sabes? Que hayas sufrido en Rusia no te da derecho a joderme a mí aquí.

—Me da derecho a joderte si eres mi novia. —Recriminó con tono amenazante, pegándose a mí.

—Yo no soy nada tuyo, y si lo fuese, tampoco tendrías derechos sobre mí. —Me aparté de él dando unos cuantos pasos atrás, pero él me seguía.

—Tú, apártate de ella. —Miré a Lauren y tenía el arma apuntando hacia la cabeza de Erik, que soltó una risa.

—¿De verdad te crees que vas a asustarme? Ambos sabemos que no vas a disparar. —Lauren se preparó para disparar subiendo la metralleta a su cara para apuntar mejor.

—¡No! ¡Lauren no dispares! —Bajó el arma en cuanto se lo dije, y yo miré a Erik, dándole un empujón en los hombros de rabia. —Eres imbécil. Eres un inútil machista, y eso aquí tiene la pena de muerte.

—En Rusia no. —Replicó él.

—¡Pues vuelve a Rusia a tirarte a las putas que quieras, Erik!

—Eh, ¡EH! ¡DÉJALA EN PAZ! —Maddox bajó corriendo la calle y se abalanzó sobre Erik sin ningún miramiento, cayendo ambos al suelo. Él le pegó un puñetazo a Erik que le partió la nariz, y me aparté a un lado, justo donde estaba Lauren mirando la pelea.

—Haz algo. —Dije susurrando, y ella simplemente miró a los dos chicos peleándose por mí en mitad de la calle.

—Todavía no. —Respondió con un atisbo de diversión en sus palabras, mientras veía a aquellos chicos pegarse a puñetazo limpio. —Cuando el moreno empiece a sangrar también.

—¿Por qué haces eso? —Pregunté intentando encontrar una respuesta ante aquél comportamiento, pero Lauren se encogió de hombros.

—Si tengo que separar a dos inútiles, al menos me divierto viéndolos un rato. —Cuando Maddox recibió el puñetazo que le partió la nariz, Lauren se acercó a él y lo apartó, cogiéndolo como si fuese un saco de patatas y apuntó a los dos con su arma. —Si os vuelvo a ver haciendo el inútil, os mataré yo misma. Y tendréis suerte porque no moriréis quemados, será un simple tiro en la cabeza.

cielos de ceniza; camrenWhere stories live. Discover now