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Camila's POV

Lauren yacía bocabajo en la cama, con los brazos a cada lado de la cabeza. Dormía de cara a mí, y aún me parecía increíble que aquella chica dura, seria, fría y con aspecto cruel algunas veces pudiese ser así de adorable. Aunque decía que era así porque estaba de servicio, yo sabía que ella era así de dura en realidad, pero quizás conmigo se deshacía un poco. Quizás también por eso rompió con sus exnovias, aunque no entendía muy bien por qué. Su actitud se notaba incluso cuando teníamos sexo. Yo quizás decía algo, intentaba provocarla, jugar con ella diciéndole cosas pero Lauren no. Lauren se callaba y me destrozaba directamente. No se andaba con rodeos.

Pasé los dedos por su pelo lentamente, observando a la vez las cicatrices de su espalda que alcanzaban hasta sus hombros. Posé mis labios sobre su hombro, recostando mi cabeza en la almohada para estar a su altura y poder verla mejor.

—Mmh... —Arrugó la nariz y se removió un poco, luego abrió los ojos para mirarme durante unos segundos, como si estuviese analizando la situación. Luego, sin decir nada, volvió a cerrar los ojos.

—Arriba. —Murmuré acercándome a su rostro para dejar un suave beso en la comisura de sus labios. Lauren gruñó. —Vamoooos, despierta. —Encimé un poco más sobre ella y comencé a dar besos por su cuello, subiendo por su mandíbula hasta llegar a su boca. Lauren no abría los ojos y ni siquiera se inmutaba. —Laur... —Di besos seguidos en sus labios que resonaban en la habitación, hasta que Lauren hizo una mueca. —Te resistes porque te encanta que te levante así. —Sonrió y soltó una risa, girándose en la cama para quedar tumbada mirando al techo.

—Ay Camila... Me sacas de mis casillas. —Me coloqué encima de ella echándome el pelo a un lado y apoyé las manos en su abdomen.

—¿Por eso querías matarme, pero al final acabaste enamorándote de mí? —Se pasó las manos por la cara con un bostezo, mientras mis dedos hacían dibujos sin sentido en su tripa.

—Sí, quería matarte porque eras muy pesada. Y eres muy pesada. —Sonreí encogiéndome de hombros.

—Aww, Laur, ¿por qué me dices cosas tan bonitas? —Se incorporó y tiró de mi cuerpo para tumbarme de nuevo en la cama, con ella de lado encima de mí.

—No sé decir muchas cosas bonitas, ya lo sabes. —Murmuró en voz baja, inclinando su cabeza para atrapar mis labios en un beso profundo, húmedo y lento. Metí mi mano bajo su pelo, agarrándome a él y sintiendo a Lauren en aquél beso. No era mujer de muchas palabras, pero los actos hablaban por sí solos.

Separé mis labios de los suyos lentamente, casi se despegaron, y me quedé mirándolos durante un segundo. Pasé mi pulgar por su labio inferior, haciendo que se moviese al soltarlo.

Volví a tumbarla en la cama y me puse justo encima de ella, inclinándome para morder su barbilla.

—No. —Dijo ella, y di un suave mordisco en su mandíbula. —Camila, nos vamos en una hora... —Levanté la cabeza de su cuello y entrecerré los ojos.

—Tú no aguantas más de veinte minutos, no seas fantasma. —Lauren sonreía de oreja a oreja al escucharme, ni siquiera veía sus ojos. Parecía feliz. Para convencerla, me quité la camiseta para quedar desnuda encima de ella, apoyando las manos en su abdomen.

—Ven aquí, anda. —Se puso de pie conmigo en brazos y comenzó a besarme, mordió mis labios, pegándome contra la pared gris del cuarto de baño. Bajé la mirada hasta su ropa interior, era un bóxer un poco más pequeño y corto, suponía que era para mujeres, muy ajustado de color gris, y decir que no me gustaba era mentir como una bellaca.

cielos de ceniza; camrenOù les histoires vivent. Découvrez maintenant