19. Del otro lado de la línea

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Me mira fijo a los ojos ¿Cómo me deshago de él? Mi celular suena ¡Suerte!

―¿Hola?

―Te pregunté algo ―Lex exige presionando mi brazo.

―¿Qué? Ah ¿Camilo? ―finjo que es mi amigo, aunque no sé quién está del otro lado de la línea―. Sí, Lex me está molestando y te dio droga, ven a golpearlo.

―¡¿Qué?! ―el nombrado se asusta y me suelta.

¡Doble suerte! Me giro y me voy antes de que se dé cuenta.

¡Uf! Escape asegurado. Por cierto ¿Quién está del otro lado de la línea?

―¿Hola? ―digo otra vez mientras camino por la vereda.

―¿Dónde estás?

―¿Eh? ¿Quién pregunta?

―El falso Camilo, obvio. ―Hace una risa que la reconozco enseguida.

Frunzo el ceño.

―Máximo ¿Y tú por qué me llamas?

―Porque después de que me viniste a visitar, no pude dejar de pensar en ti ―explica el molesto y pensar que estos estúpidos piropos antes me ponían alegre, ahora solo me dan asco.

―Claro, en tu cama, pero eso no va a pasar. ―Le corto y escucho una bocina detrás, me giro.

El vidrio polarizado se baja.

―¿Y en mi auto? ―Se quita los lentes de sol.

―¿Cómo me encontraste? ―Lo miro sorprendida.

―GPS. ―Levanta su celular.

Claro, buscó la casa de Lex.

―¿Qué quieres? Tengo que ir la Universidad. ―Ahora me acuerdo.

―Te llevo ―ofrece.

―No, gracias. ―Lo ignoro y continúo caminando.

Estoy embarazada ¡¿De quién?! #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora