Epílogo II

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Camilo

Salgo de trabajar y paso por una floristería.

―Unas rosas por favor ―pido y la vendedora me las entrega, entonces camino a mi casa feliz.

Entro, Carina todavía no ha llegado, seguro fue a llevar a Maxi con su padre. Hablando de eso, apoyo las flores sobre un mueble y voy al garaje. Prometí arreglar este karting. Tomo la caja de herramientas, me siento en el suelo y me pongo a ello.

Rato después oigo la puerta y me levanto.

―¡Ya llegué! ―Oigo la voz de mi mujer y voy con una sonrisa hasta ella―. ¡Ay, Camilo! Otra vez con las flores. ―Rueda los ojos y yo me río.

Amo esa personalidad antiromántica, aunque...

―No son para ti.

Se sonroja avergonzada.

―¿No? ¿Y para quién son entonces? ―Frunce el ceño.

―Para una chica. ―Sigo sonriendo para ver si le saco algunos celos.

Efectivamente se enoja.

―Las voy a romper ¿Quién es esa? ¡La mato! Arruinaste mi día, Camilo. ―Tira las flores al suelo y las pisa.

―Uh, voy a tener que comprar otras. ―Me sorprendo.

―¡Tú no vas a ningún lado! Dime ¿Quién es esa mujer?

―La verdad es... ―digo avergonzado y levanto una cajita―. Que encontré esto ayer y...

Ella se sonroja de nuevo.

―Dame eso. ―Me quita el test de embarazo.

―Es positivo.

―¡Cállate, estoy enojada contigo! ―Camina por el pasillo y se detiene en la puerta del garaje―. Lo arreglaste.

―¿Eh? Sí.

―¿Por qué eres un sol de persona? ―Me mira sonrojada.

―No soy un sol, ahora soy padre. ―Sonrío.

―¿Y tú qué sabes si es una niña? ¿Por eso las rosas?

―No lo sé, lo presiento ―digo con entusiasmo.

Ella se ríe.

―De acuerdo, te perdono, pero no vuelvas a hacerme esos chistes feos, que no me gustan.

―No duro nada el chiste ―bromeo y me le acerco para agarrar su cintura―. Además, yo sería incapaz de engañarte, yo te amo, te amo hasta el infinito.

―Ya empezó la novela de la tarde ―se burla de mis piropos, pero sonríe, se agarra de mi cuello y me besa―. Yo también te amo, pero no me hagas repetirlo, que no me gusta decirlo. ―Rueda los ojos.

―De acuerdo, hoy no te pediré que lo repitas como siempre. ―Me río.

―Bien, porque no lo haría de todas formas. No lo olvides, soy Carina, la única. ―Me guiña y la beso.

―Ya no, aquí hay otra. ―Le señalo el vientre.

―Para mí será niño.

―¿Para qué quieres otro niño?

―Es que luego de tener a Maxi, me di cuenta que me encanta su atención y si es una niña, te va a seguir a ti y a ti no te comparto. ―Se ríe.

―Eres una traviesa. ―La beso de nuevo.

Que sea lo que destino quiera, mientras la felicidad continúe ¿Qué más podríamos pedir? Pues nada, ya que con eso solo basta, con felicidad.

Estoy embarazada ¡¿De quién?! #2Место, где живут истории. Откройте их для себя