Estoy embarazada ¡¿De quién?! #2

89. Peligro otra vez

¡Genial! El fin de semana ha llegado ¡Gracias al cielo! Camino por una calle donde hay muchos negocios, voy a curar mi estrés gastando un poco de dinero. Eso me recuerda que aún no le he devuelto a Camilo el suyo y ahora que lo pienso, dejaré ese alquiler para volver a casa. No me puedo endeudar teniendo un hijo en camino, eso no, eso sí que no y todavía debo decirle a mi madre, aunque la pancita creo que ya habla por sí sola. No hay un bombo, pero ya tiene la forma. Me toco el vientre y sonrío.

―Hola, pequeño o pequeña, hoy te compraré ropa. ―Me detengo en un negocio―. ¡Porque está de oferta! ―Me emociono y entro a la tienda de ropa de bebé.

Miro uno y otro, suspiro observando a la vendedora.

―¿No tienen otro color? ―pregunto y ella niega, solo hay azul, pero si es nena... Aunque el azul puede ir para una nena, ¿no? Bueno, los colores no tienen género, así que de acuerdo―. ¿Sabe qué? ¡Me lo llevo! ―aclaro y me lo envuelve, entonces salgo alegre de la tienda ¡Qué barato!

Camino tranquila, hasta que siento que alguien me sigue y aumento la velocidad.

―Carina... ―Esa voz. Me asusto y camino aún más rápido―. ¡Carina! ―Me agarra del brazo y me obliga a detenerme.

―¡Suéltame, Lex, o gritaré! ―digo nerviosa.

―¿Así me tratas después de no vernos en mucho tiempo? ―Frunce el ceño y me empuja aprisionándome contra la pared.

―Déjame, Lex, me lastimas. ―Respiro agitada.

―Al final sí estabas embarazada. ―Me mira la panza.

―S... sí, pero tú no tienes nada que ver con eso.

―Ah, ¿sí? ―Me observa detenidamente y se acerca a mi rostro.

Yo muevo mi cara y cierro los ojos asustada.

―No... ―Lame mi cuello y los abro―. No, basta. ―Muerde mi oreja ¿Por qué siempre que pasan estas cosas nunca hay nadie cerca?―. Déjame, Lex. ―Debí haber hecho esa denuncia cuando tuve oportunidad ¡¿Por qué no escuché a Camilo?! No aguanto más y mis lágrimas caen ¡Después de aquella vez, esto me aterra, él me aterra!―. Por favor, suéltame.