Estoy embarazada ¡¿De quién?! #2

80. Mala persona parte 1

Esto no quedará así, seco mis lágrimas, corro y salgo rápido del aula. Lo visualizo hablando con su madre y me acerco a paso fuerte.

―¡Máximo! Quédate ahí.

Él levanta la vista, pero quien habla es su mami.

―¿Y ahora qué quieres, niña?

―Su hijo es un mentiroso, eso es lo que es ¿Sabe qué hizo? Pues... ―Máximo me tapa boca. ¡Suéltame, imbécil!

―¿Nos disculpas un momento? ―Sonríe él.

―Sí, pero apúrate que llegaremos tarde a la entrevista. ―Rueda los ojos, él asiente y ella se gira para irse.

¿Entrevista? ¿Habla de la entrevista matrimonial? La cual hace un rato nada más, Máximo parecía muy en desacuerdo e irritado por eso.

Me suelto y me giro a verlo furiosa.

―Y ahora también le mientes a tu madre, creo que eres un maldito. Eso eres, una mala persona.

Sonríe.

―Gracias.

―¡Ag! ¡¿Pero en qué estás pensando?! ¿O es que acaso eres temperamental?

―¿No te enseñó tu mami a no escuchar conversaciones ajenas?

―Sí, pero no le hice caso. ―Sonrío.

Él se ríe.

―Qué linda.

Frunzo el ceño.

―¿Por qué mentiste?

―No sé de qué hablas. ―Corre la vista de la mía.

―¡Lo sabes perfectamente! ―le grito―. ¿Por qué le tiras la culpa a Camilo? Pensé que eras más inteligente.

Se gira y lo detengo.

―¿Qué quieres, Carina? ―Vuelve a mirarme.

―¿Qué? ―Me sorprendo.

―¿Qué buscas de mí? Ambos sabemos que soy una mala persona ¿Por qué me estás insistiendo? Vete con Camilo y déjame en paz. ―Vuelve a enojarse y comienza a caminar en dirección contraria a la mía.

―¡Defiendo los derechos de mi hijo! ―le grito y lo sigo.

―Pues los vas a defender mejor, si te alejas de mí ―dice sin mirarme y aún enojado.

Ahora vamos a ver si eres una mala persona, finjo que me caigo.

―¡Ay!

Se gira a verme.

―¿Estás bien?

―No, creo que me torcí el tobillo. ―Hago puchero.

Qué buena actriz que soy.

Se me acerca.

―¿Dónde?

―A... aquí. ―Finjo vergüenza.

Bufa.

―No queda de otra ―¿Eh? Me levanta entre sus brazos―. Hay que ir a la enfermería.

―E... espera. ―Creo que la mentira se me fue de las manos―. No, no hace falta.

―¿Estás loca? La salud es primero. ―Comienza a caminar.

Me sonrojo.

―¡Bájame, Máximo! ¡No te hagas el niño bueno y bájame! ―repito.

¡Espera, este era mi plan! Se supone.