26. En quién confías

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Abro la puerta cuando llega Camilo y le sonrío.

―Hola, guapo.

―Hola. ―Levanta una botella de jugo―. Te compré naranja.

―Gracias, qué atento. ―Agarro la bebida y lo dejo pasar.

Él mira el lugar.

―Qué lío ¿Hiciste una fiesta y no me enteré?

―Lo haré limpiar a Lex, no te preocupes. ―Apoyo la botella en la mesa.

―Al final no me dijiste por qué huías de Lex, de Máximo ya lo puedo imaginar, pero de él no ―acota.

―Pues... no sé si decírtelo. ―Lo dudo.

―Carina ―exige.

―Tenía mi tanga oculta en su cajón.

―Lo mato ―dice enojado y metido en sus pensamientos.

―Deja tus celos. ―Ruedo los ojos.

―Pero hay algo que me causa incertidumbre, tú no eres de huir en esas cosas.

―La ropa interior es del día de la fiesta ―lo interrumpo y le aclaro―. El punto es, que hay dos opciones ¿Me acosté con él o solo se robó mi tanga?

―En cualquiera de las dos opciones lo mato. ―Se cruza de brazos.

―¡Puf! Estás muy tenso. ―Me acerco lentamente y poso mi mano sobre la suya―. Pensemos en cosas más interesantes.

―No, aún no me contestaste qué hiciste aquí. ―Señala mi departamento destrozado.

―¡Uf! ¿Todo te tengo que responder? ―me quejo y él sonríe.

―Pues si quieres que te perdone, sí. Además, todo no se arregla con la unión de dos cuerpos. ―Se acerca a mi rostro y puedo sentir su respiración, pero enseguida se aparta sentándose en una silla―. ¿Y? ¿Vas a contestar mi pregunta?

―Estaba enojada y rompí todo. ―Camino hasta él y me siento en su regazo―. ¿Eso contesta tu pregunta? ―Me giro poniendo mi pierna del otro lado del asiento―. Vamos a jugar. ―Coloco mi mano en el botón de su camisa.

―No. ―Me detiene―. No contesta mi pregunta.

―Uh ¿Por qué? ―Apoyo mi cabeza en su pecho.

―Porque no es bonito sufrir sola, deberías...

―No le voy a decir a nadie y no es por el embarazo por lo que rompí este estúpido departamento. Además, ya te lo conté a ti, ¿no?

―Sí, pero tu madre debería saberlo.

―Ya estoy grandecita para andar pidiendo ayuda a mi madre. Además, tiene bastantes problemas como para que yo le sume otro. Soy independiente, no me des sermones.

―Carina...

Levanto la cabeza y lo miro directo a los ojos, frunciendo el ceño.

―¿Qué? No eres mi novio para decirme lo que tengo que hacer.

―No, pero parece ser que soy la única persona en la cual confías.

Se forma un silencio mientras nos miramos. No puedo contradecirlo, es al único al que le dije sobre el embarazo, pero ¿Por qué? Nunca me había puesto a pensar en eso.

Estoy embarazada ¡¿De quién?! #2Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz