52. Sanatorio parte 2

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Al no responderle nada, Camilo se queda callado y la habitación se convierte en puro silencio.

―Voy a... ―Se levanta de su silla―. A tomar un café, ahora vuelvo. ―Sale del cuarto y lo sigo con la vista hasta que cierra la puerta.

¿No tengo por qué darle una explicación, no? Digo, solo somos amigos, como para que yo le ande dando una. Ni siquiera debería ponerse celoso de Nico, ni que yo hablara tanto con él.

¿Pero por qué siento culpa?

Levanto la vista al oír la puerta abrirse, pero mi ceño se frunce al ver quién es.

―Eh ¿Siempre vas a hacer esa cara cuando me ves? ―Me entrega unas flores.

Ruedo los ojos.

―Es normal cuando ves a un ex tan idiota como tú.

Máximo se ríe y se sienta.

―Siempre tan agresiva.

―Normal ¿Cómo supiste qué estaba aquí? ―Espero que la doctora no le haya dicho nada.

Levanta una ceja.

―Me extraña, si sabes que mi padre es un médico reconocido por la medicina moderna, es casi imposible que no me entere y más de algo sobre ti.

―O sea que eres un acosador ―pronuncio tranquila y se vuelve a reír―. Eres muy irritante y la doctora dijo tranquilidad, así que ya vete. ―Se queda sonriendo mientras hablo, callado y atento a todo lo que digo.

―Eres mala, estuvimos casi un año juntos, algo de amabilidad para mí, por favor.

―Diez meses y medio que arruinaste en un solo día.

―Diez meses y veintisiete días ―me corrige.

―No sé si eso es muy cursi o muy macabro. ―Tiro las flores al piso―. Pero las dos formas me molestan igual.

Él las levanta y las pone en la mesita, para luego volver a sentarse.

―Puedes tomarlo como quieras, nunca descubrirás lo que pasa por mi mente. ―Continúa sonriendo.

Yo sonrío también.

―Admito que tienes bastante paciencia, no como otros. ―Suspiro recordando el momento feo que acabo de pasar hace tan solo unas horas.

―¿Me comparas de nuevo con Lex? Yo seré peligroso, pero ese es un delincuente.

―Tu concepto de peligro es usar a las mujeres y luego tirarlas, tú también deberías ser un delincuente entonces. ―Bufo.

―Que sea mujeriego, no significa que sea un delincuente.

―¿Entonces por qué lo hiciste? ¿Por qué me destruiste el corazón en pedazos? ―Siento como mis ojos se humedecen.

¡Estúpidas hormonas!

―Porque somos de mundos diferentes ―responde muy serio.

Entonces, se levanta de la silla y se va, dejándome este nudo en la garganta.

Estoy embarazada ¡¿De quién?! #2Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt