123. El indicado (Final anteultima P.)

4K 192 26
                                    

Una vez Nico me dijo:

"Debes confiar Carina, ya aparecerá el indicado".

Confiar.

Palabra la cual se borró de mi vocabulario, ¿o no?

Camino a mucha velocidad, furiosa ¿Quién se cree que es? ¿Yo? ¿Celosa? Yo soy Carina, no voy por ahí sintiendo ese tipo de sentimientos. Puede ser un deslice, pero jamás todo el tiempo. No ¡Jamás! Nunca, nunca y ¡Nunca!

―Carina ¡Espera un segundo!

―No me detendré. ―Sigo a paso rápido y él continúa detrás.

―¡Qué me escuches! ―Me agarra del brazo al alcanzarme.

―¡Suéltame! ―Lo miro enojada.

―¿En serio te vas a enfadar por eso? ―Se preocupa.

―¿No me conoces? Odio los sentimentalismos. ―Me suelto―. No pienses cualquier cosa de mí. ―Me cruzo de brazos.

―Pero...

―No tengas esperanzas conmigo o vas a terminar mal. ―Me giro y vuelvo a caminar ligero.

―Creí que confiabas en mí.

Me detengo al escucharlo.

―Confiar en un amigo es una cosa y otra muy distinta es mezclar sentimientos ―respondo sin mirarlo.

―¿Tienes miedo?

"No tengas miedo a enamorarte de vuelta".

Las palabras de Nico regresan a sonar en mi mente.

No estoy enamorada, fueron solo celos ¡Maldita sea, acabo de admitir mis celos por tercera vez!

―No ―respondo a su pregunta en tono bajo y oigo el sonido del pasto ser pisado. Al notar como se acerca, me sobresalto y me giro, lo tengo en frente―. ¿Qué? ―Frunzo el ceño, nerviosa.

Sonríe.

―Me encanta cuando te pones a la defensiva.

―No estoy a la defensiva.

―Te conozco. ―Toma un mechón de mi cabello―. Todo en ti es perfecto.

―Tus cursilerías no me afectan. ―Ruedo los ojos y él se ríe―. ¿Te burlas de mí?

―¿Cómo podría burlarme de la mujer que amo? Me río porque me encanta todo lo que haces y dices. No hay forma de que me lastimes, déjame tener esperanzas. ―Se acerca a mi rostro y me sonrojo.

―Eres el más cursi de los cursis, ¿lo sabías? ―Retrocedo tan solo un poco y me detiene agarrando mi cintura.

―No huyas.

―No huyo. ―Muevo los ojos de lado a lado.

―No mientas.

―No miento ¡Suéltame o te golpeo! ―lo amenazo.

―Nunca me has golpeado ¿Por qué cambiar ahora? ―Levanta una ceja.

¡Es cierto! Maldición.

―¿Estás jugando un juego psicológico conmigo?

―¿Quién sabe? ―Se ríe―. Dime, si confías en mí como amigo, ¿por qué no confiar en mí como algo más?

―No sé ¿Debería preguntarle a tus ex?

―Uh, golpe bajo.

―Te dije, soy mala. ―Sonrío.

―Dime, qué tengo que hacer y yo lo hago.

―Camilo, no hay nada que puedas hacer, no es no y punto final ―exclamó determinada.

―¿Por qué?

―¡¿Qué?! ¡Eso es trampa, no preguntes por qué! ―grito alterada.

―Lo sabía. ―Sonríe―. Estás asustada. No voy a hacerte daño, Carina. ―Me abraza―. Confía en mí.

―No... no puedo. ―Respiro agitada ¡Estúpidas hormonas!

―La única forma de superar tus miedos, es afrontándolo.

¡Maldición! Se escapan... Se escapan las lágrimas ¡Deténganse, estúpidas!

―S... sí, tengo miedo... tengo miedo ―repito y me agarro fuerte de su espalda, así que sigo sollozando.

"No te guardes todo en el corazón, porque después duele más cuando lo sacas".

Definitivamente odio los consejos de Nicolás ¡¿Por qué tiene que tener razón?!

Esto duele.

―Sácalo fuera ―dice Camilo mientras me continúa abrazando y yo lloro, luego me separo, entonces me refriego los ojos―. ¿Mejor? ―pregunta, asiento, acto seguido él me acaricia la mejilla y me sonríe―. Qué bueno.

Se acerca a mi rostro y me besa, le correspondo, luego volvemos al auto, aunque no tengo idea de lo que acaba de pasar.

Estoy embarazada ¡¿De quién?! #2Where stories live. Discover now