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   —No es nada de lo que esperabas. Supongo —dijo Grant luego de haber cerrado la puerta tras nuestras espaldas.

No quería hacer comentarios referentes  a la situación. Observaba a mi alrededor como un roedor encerrado por suficientes gatos de los cuales jamás podría escapar. La palma de Grant sobre mi espalda fue el impulso a continuar caminando hasta otra de aquellas extrañas casas de una sala la cual era tan sólo una oficina repleta de documentos clasificados.

Negué con mi cabeza luego de algunos minutos y sin quitar de mi rostro una mirada tímida e insegura, perseguí a Grant. Los hombres que pasaban por mis costados siempre se detuvieron a mirarme hasta finalmente desaparecer tras una puerta de madera oscura. Quedé impresionada. Esta no era otra oficina común como las otras, además de la diferencia en su tamaño y estructura, por dentro era más acogedora. Inmediatamente supe que aquí se quedaba Grant, incluso creí que las veces que desaparecía era por que se encontraba aquí.

Una gran biblioteca frente a mis ojos en la muralla de su costado derecho, repleta de libros antiguos y títulos que gritan para ser leídos. Entonces creí que si, aquí se alojaba Grant.

   —Ponte cómoda —me había dijo mientras quitaba su saco y arremangaba su camisa. Desabroché mi abrigo. Cuando encendió la calefacción y me senté tímidamente. No podía dejar de observarlo y cada vez que chocábamos miradas, corría la mía infraganti, sintiendo vergüenza y oyendo su pequeña risa tras sus dientes blancos.

   —Dime, _____. Ese tal Edmond, el del ascenso, ¿es tu novio, pretendiente? —preguntó repentinamente mientras comenzaba a teclear en su notebook a la vez que observaba los documentos que Tyler había entregado. 

Mi estómago se contrajo... Sentía que caía por un costado, pero la realidad había logrado golpearme haciéndome entender que sólo había sido yo y mis estúpidos nervios aquellos que me habían doblado la realidad. Dudé en responder, su pregunta tan directa y quizás insinuadora me habían dejado en blanco, ¿Había que mentir, decir la verdad?

   —Yo —alargué procesando rápidamente una respuesta lo suficientemente madura para que el entendiera que yo y Edmond no éramos nada —... Y él no somos nada.

   —Puedo decir que vacilaste antes de responder. Si te preguntas que habrá sido de él, puedo decir que esta vivo y lo veras antes de lo que imaginas.

   —Pero no estoy interesada en verlo de nuevo. Sólo fuimos compañeros de trabajo... Si es que alguna vez estuve trabajando y no me encontraba haciendo un montón de basura inservible para alguien que quizás no existe o lo que sea.

   —¿Sabes algo? No tenemos que fingir.  Siempre has sentido atracción por un hombre cuyo nombre no mencionaré.

Dejó de teclear y me observó. Su asiento se corrió hacia atrás y el se levantó de inmediato para caminar y sentarse frente a mi, apoyando sus antebrazos en sus piernas, quedando aún más cerca mío.

   —No entiendo... ¿Qué? ¿Que... De qué hablas?

   —¿Por qué crees que te elegí a ti para todo esto?

   —No sé —respondí decidida a cambiar mi actitud por una más segura. Pasó su mano por su cabello frustrado, luego por su rostro y respondió.

   —Soy un caballero. Al menos así fue mi crianza. Tyler no lo es, no te acerques a él, evita tener contacto con él. Siempre voy a estar vigilando.

   —¿Tyler? ¿Qué es todo esto, Grant. Acaso jamás voy a estar segura?

   —Si. Vas a estarlo. Cuando acabe con esto estarás bien, ya te lo dije.

Salió de la oficina molesto. Me puse de pie para perseguirlo pero la puerta había cerrado rozando mi nariz, obligándome a permanecer dentro.

Confesión, confusión, confusión. No iba a frustrarme, por más que quisiera.
Observé por la ventana a Grant hablando con Tyler. De un segundo a otro, ambos miraron hacia la ventana viéndome obligada a cerrar la cortina...

Tall, dark and Handsome | Grant Gustin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora