01, One day to go

917 95 20
                                    

Me encontraba en los brazos de Grant. Sus ojos observaban cada imperfección de mi rostro y con las yemas de sus dedos acariciaba mi mejilla. El reloj marcabas las "00:55" de la noche, oficialmente un día para el fin de todo esto.

—El olor de tu piel queda impregnado en mi nariz. Es como el olor a mineral de la tierra.

—En momentos como estos, siento que nada ha sido en vano, Grant. Que mañana llegará el día y se definirá mi futuro, no sé.

—Escúchame —levantó mi barbilla con delicadeza —, te lo he preguntado antes y volveré a preguntar: ¿He dejado que te suceda algo?. Las cosas no cambiarán mañana. Para nada.

        —No sabemos que va a suceder mañana.

        —Y es mejor así.

Mi piel se erizaba en todo mi cuerpo, fue como si una brisa helada me hubiese abrazado en vez de Grant. Él se había puesto de pie y comenzaba a vestirse; me sentí avergonzada al observar su cuerpo desnudo junto al baño. Me oculté entre las sábanas esperando a que él se acercara a mi, pero la espera fue en vano. Mis sentidos se habían desvanecido, fue como si hubiese dejado de existir.

        —Tienes que levantarte, debemos encontrarnos con un par de hombres para mañana —dijo desde el marco de la puerta.

Asomé mis ojos y observé. Abotonaba su camisa con velocidad mientras miraba por la pequeña ventana de mimbre a un costado de la habitación.

        —¿qué miras? —pregunté. No había mucho del otro lado, sólo una vía de circulación y unos árboles. Me negó con su cabeza y ordenó su cabello, segundos más tarde, abrió su boca para pronunciar un par de palabras supongo, pues de su boca no se oyó ni un sólo sonido. Su ojos me miraron y luego salió de la habitación.

        —Vamos, apúrate.

Me observé en el espejo y repase las partes de mi cuerpo con lentitud. Sus manos habían acariciado cada parte de este, sus labios habían besado mi cuello con ternura, y todo su cuerpo había rozado el mío. No había tenido el tiempo para detenerme a recordar el final de la noche anterior. Nos habíamos fundido y fuimos uno sólo, mañana las cosas serán distintas.

El frío pegó en mi cara como una muralla de concreto, mis dedos de ambas manos se habían congelado al igual que la punta de la nariz.

        —¿sabes algo? No fue nada caro venir aquí. Podríamos volver en algún minuto.

        —Das por hecho que sobreviviré al mañana.

        —Así será, _____.

Subimos al carro y continuamos con el camino. Los vidrios nos encerraban y sofocaban dentro de este. Grant conducía con cautela y evitaba tomar caminos muy transitados, decía que aún no sabía si era seguro transitar los caminos de circulación autorizada, por eso prefirió tomar los atajos.
Observaba como las arboledas se movían junto a mi. No tardé en bajar el vidrio para asomar mi mano y sentir el frío clima.

—Eres preciosa —dijo Grant sin quitar la vista del camino. Sólo bajé mi mirada y volví a lo anterior. No me sentía apta para recibir sus cortejos pensando en el mañana —. Enserio lo eres.

Un camino realmente largo para encontrarnos con unos cuantos tipos. Nos estacionó junto a la berma, donde otro par de autos se encontraban ya detenidos. Ambos bajamos, él me atrajo desde la cintura y dejó un beso sobre mi cabeza. Cinco tipos se encontraban apoyados en la baranda de madera más allá de la berma. Todos primero me pegaron una mirada, luego dieron la mano a Grant

—¿Qué paso con el resto? —preguntó él.

—Ya no están, Hendrick nos encontró antes. Somos sólo nosotros y otros cuantos que mantienen contacto con Tyler.

—Debemos movernos, sígueme rápido, mañana acabamos con todo —me obligó a dar la vuelta junto a él para subir al carro

—oye Grant —dijo el tipo —, ¿es ella?

Ambos volteamos, su mirada recorrió el perfil de mi rostro. Noté que había asentido antes de dar el si de manera segura.

El auto partió de inmediato. Un incómodo silencio nos había atacado en ese entonces. Mi pecho se oprimía y mi visión se había reducido debido a las lágrimas que gritaban por caer sobre mi mejilla; evitaba mostrarle mi perfil a Grant, no tenía que saberlo. Me estaba destruyendo el pasar de las horas, minutos, segundos. Estaba a punto de volverme loca en una sola mañana.
Posé mi mano en mi boca aguantando las ganas de llorar, de decirle que me había gustado desde que había llegado a ese edificio, que había imaginado tremendas historias con el a mi lado y ninguna había sido similar a lo que ahora vivíamos. ¡Que locura!

        —No voy a dejar que te hagan daño, vas a salir viva de esto.

No dije nada, mi mente se encontraba vagando entre mis penas, su voz había parecido apenas audible. La velocidad del carro había aumentado considerablemente, obligando a despertar del trance en el que me comenzaba a hundir. Por el retrovisor se observaban los dos autos con sus tripulantes, ambos a toda velocidad igual que Grant.

Sentía la brisa en el rostro, los árboles crujiendo a mi alrededor y los murmullos de aquellos hombres cada vez que me observaban. Tyler estaba del otro lado del teléfono informando las órdenes para este mediodía. La reuní vino ya tenía su punto fijo, estábamos a mitad de camino;  mi parte del plan ya se encontraba armada y en orden, nadie intervendría, pero me preguntaba cual sería mi rol... Aquel importante papel del que nadie sabe excepto ellos, aquel que me hace correr un riesgo de vida o muerte.

       —¿Qué sucede, Grant? Todos me observan, comentan sobre mi y yo aún sin respuestas concretas —articulé cuando su rostro se acercaba a mi oído.

        —ven conmigo, hay algo de lo que tienes que enterarte. Probablemente resuelva tus dudas.

Asentí aceptando que tomara mi mano para apartarme de aquel lugar.

        —Yo quería algo como esto —guardó mi mano junto a la suya en su bolsillo, sin soltarla en ningún instante —... No de esta manera, claro... En realidad no estoy seguro, las cosas sólo se dieron de esta forma, es muy simple todo, tengo los puntos claros, lo que haremos ahora, lo que tú harás ahora —hizo énfasis en el tú y me observó— es de suma importancia. A las 20 horas en punto tomarás un carro y te irás a la ciudad, a tu antiguo edificio, donde comenzó todo. Se estará armando un perímetro, mostrarás la tarjeta que yo te entregue antes de partir y te darán acceso a la torre. Vas a encontrarte con Hendrick, y escúchame bien _____, tienes que hacer todo lo que te diga, no puedes olvidar nada.

        —¿Por que con Hendrick? No es correcto, ¡va a matarme!

        —Escucha, si lo intenta vas a defenderte, nosotros estaremos ahi, yo voy a estar ahí para protegerte ¿entendido? Me prometí que nada te pasaría, te lo prometí a tí. Vamos a salir de esto y nuestras vidas por fin cambiarán, seremos libres de hacer lo que queramos. Sólo hay que cumplir.

Lágrimas caían de mis ojos recorriendo mis mejillas por el miedo a perder algo que no volvería a tener. Sólo asentí añorando su abrazo. Quitó nuestras manos de su bolsillo y se acercó a mi. Cerré mis ojos esperándolo; mi rostro entre sus manos fue lo siguiente, nuestros labios unidos fue lo último.

        —Prométemelo Grant. Prométeme que vamos a salir de ahí vivos.

        —lo prometo. Mientras estés conmigo no habrán historias de corazones rotos.

Tall, dark and Handsome | Grant Gustin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora