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—Despierta —oí mientras mi cuerpo de balanceaba suavemente sobre el sillón. Mis ojos se abrieron de manera pausada, miraba una imagen borrosa que tomó nitidez en cuestión de segundos.

—¿Qué sucede? —pregunté de inmediato. Me había silenciado sosteniendo su dedo índice sobre mis labios, había mirado en su dirección hasta la puerta entre abierta de la habitación. Creí que sucedía algo, comencé a asustarme y por seguridad sólo tomé su brazo con fuerza sintiendo la fuerza de sus músculos.

—¿Vienes conmigo? —preguntó. Una luz cegaba la habitación a momentos. Su sonrisa presente me obligó a decirle que si, que iría con él a donde quisiera llevarme, pero bastaba de cursilerías, aún así ahora diría que "si".

Asintió sujetándome en sus brazos, me sentí idiota. Yo podía caminar tras de el, ¿por qué dejaba que me cargara en sus brazos de la manera en la que lo hacía ahora?

—No tenías que hacerlo —dije enrojecida. Su sonrisa no desaparecía de su rostro, era extraño.

—Soy un caballero. De todas maneras quería cargarte hasta aquí.

No habíamos conectado. Sin embargo, sólo entendía que debía mirar en la dirección a la que él tanto observaba. La luz a través de las ventanas se desvanecía con más rapidez que hace minutos atrás.

—¿Qué son esas luces? —pregunté.

—Ni idea. Observa las figuras más allá de los árboles. ¿Qué parecen?

Eran pequeñas explosiones. Más parecía la luz de un farol o de un foco en búsqueda de algo o alguien. Más allá de eso, no podía observar nada, no veía nada.

—No... No veo nada —su vista corrió en búsqueda de la mía con decepción, aquella sonrisa se había desvanecido al igual que las luces más allá —. Lo siento...

—Supongo que no todos vemos el mundo de igual manera.

Caminó de vuelta a la habitación, arrastrando sus pies por el alfombrado rojo y se sentó frente a la chimenea aún encendida. Apreté mis manos en la baranda y observé las escaleras al costado y el camino a la oscuridad y la profundidad. Fue como haber tomado una elección. Él y la luz, la soledad y la oscuridad...

—Creo que tienes razón en eso de que no todos vemos el mundo de igual manera. No sé en lo que estoy metida, y creo que es una estupidez obvia haber llegado o haber aceptado seguir con esto. Pero quise ser valiente y demostrarme que soy capaz de tomar riesgos y quizás para ti ya es una costumbre o lo que sea, pero crees que mi posición en esta misión no es la correcta o quizás si, no sé. El punto es, que ninguno de los dos está viendo esta misión de la misma manera.

   —Está misión es sólo eso, una misión. Para ti probablemente sea más y, déjame decirte que mi primera misión fue más que una simple tarea por cumplir tomando riesgos y exponiendo mi vida. Tienes que saber que una misión es sólo eso y perderás el miedo.

   —No le encuentro sentido a lo que dices; cada misión es una oportunidad para entregarte a la muerte, ¿acaso no te asusta? ¿No tienes algún motivo para aceptar que en algún momento vas a morir sólo por que "eso" es una misión y nada más?

   —Creo que estas perdiendo el sentido de la conversación.

   —Mi pregunta es esta, Grant: ¿Tienes a alguien que quiera volver a verte cada vez que terminas lo tuyo? ¿Alguien que te espere con ansias?

Vaciló poniéndose de pie, con una mirada incómoda y una postura a la defensiva. Tenía que retractarme, de lo contrario podría llegar a oír las palabras que estaba esperando no oír. Los cobardes se retractan, pensé.

   —Si tuviese o no a alguien, no cambiaría nada.

Suspiré y asentí. No tenía planeado discutir.

Tall, dark and Handsome | Grant Gustin Where stories live. Discover now