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—en conclusión... Voy a morir y no me lo querían decir.

La mirada de Tyler me había hecho sentir como una tonta. ¿Grant también creía que yo era una tonta entonces? Una persona que no vale la pena, que respira el aire que podría respirar una persona con familia, con una aspiración a mejor vida. ¿Era eso? ¿Enserio era eso?

—lo siento, _____. Alguien tenía que decírtelo antes de partir.

Se retiró dejándome ahí sola, como si finalmente ese hubiera sido mi destino. Estaba escrito, se estaba cumpliendo.

Las horas querían pasar con velocidad pero no lo lograban; los minutos demoraban en extinguirse. En mi corazón había un vacío existencial al igual que en mi cabeza. Mis ojos llorosos eran la única señal de una pena inmensa, mi rostro ni se había movido, ni un centímetro, nada. Sólo aquellos ojos fijos en un punto del lago y el reflejo de la luna.

La lágrima no tardó en caer para derramarse sobre mi mejilla derecha. Un pequeño camino hasta el comienzo de mi cuello, como si un Caracol me hubiese caminado por el rostro durante la noche, y una tristeza escasa, asustada, difícil de creer en lo que se había oído. ¿Y mis sentidos? Todos bloqueados, sin importar si quería sentir las hormigas caminando por mis manos, o sin importar si es que quería oír el sonido de las moscas más allá o a los grillos escondidos. Sin importar si es que quería realmente ver lo que se encontraba frente a mis ojos, pero el corazón... Quería sentir, estaba sintiendo. Ni el caos o la destrucción se apoderaban de mi, era realmente triste.

Me levanté observando el cielo. Todas las estrellas que veíamos, al otro día ya no estaban. Explotan, sólo son sus luces recorriendo el espacio... Mañana estas ya no estarían.

—deberías estar durmiendo—dijo Grant a mi espalda.

Lo observaba distante, esperando a que continuara con sus palabras y sus actos.

—¿qué haces aquí, Grant. Estuviste escuchando? —no dijo nada.

—¿sabes lo que estoy pensando?

—Supongo que jamás tendré la oportunidad de saberlo. ¡Que loco no! Tengo los días contados y son dos exactamente.

—Por favor responde... O entonces recitame algo... Taylor Swift si quieres.

—Entiendo, me estas tomando el pelo.

—Claro que no. Sabes que no soy uno de esos. Me gusta pensar que te intriga conocerme, y que aún así sepas cosas de mi que jamás te he contado.

—Ya es tarde, mañana tengo entrenamiento. Buenas noches —me puse de pie para partir y terminar la noche cobijada en mi cama.

Su mano sostuvo mi brazo con fuerza obligándome a voltear. "No" susurró sin quitar esa mirada penetrante de mis ojos. Levemente soltó mi brazo y me hizo quedar junto a él observando el lago.

—Cuando tenía diecisiete, unos hombres aparecieron de la nada y mataron a mi familia. Entonces el padre de Tyler tomó el control, desde entonces ha sido así. Toma el control de las personas desde lo más profundo; lo intentó conmigo pero nunca supo quien soy realmente. Simplemente se lo impedí, nada de lo que haga o diga me afecta. Es un simple hombre con un título y una orden por cumplir, entonces mi pregunta es la siguiente: ¿por qué dejas que te haga lo mismo a ti?

—¿Cómo es que lograron recopilar tanta información sobre mi? Desde mi adolescencia hasta hoy, todos saben quien soy, pero yo no he logrado encontrarme. Y cuando creí que estaba estable me sucede esto.

—¿Por qué dejas que Tyler entre a tu vida?

—¡No lo he dejado entrar en mi vida! Él simplemente se cruzó y sabe de mí. Al igual que tu.

—Puede que lo que haya dicho Tyler sea cierto. Que eres una persona sola, sin futuro o cualquier cosa que te haya metido en la cabeza. Lo único en lo que se ha equivocado es cuando te habló de mi.

—Entiendo... Ahora quieres quedar bien conmigo.

—No. No me interesa en lo absoluto quedar bien o mal contigo. Somos compañeros de trabajo, es una relación profesional... Y te costó admitirlo.

—¿De que estas hablando? —pregunté asustada. En sus labios se dibujó una sonrisa y ocultó su rostro como un niño en su chaleco. No sabía si había entendido bien, pero él había levantado su rostro hacia las estrellas y me había dejado ver sus dientes en una bella sonrisa.

—Me haces sentir como un hombre, ¿sabes? Me haces creer que soy el único que sabe que es lo que quieres o sientes con una sola mirada. No te llevé para que terminaras en esto, pero los asuntos tomaron un vuelco y dejándote ahí habría hecho tu muerte más temprana.

   —estoy confundida. ¿Puedes ser más claro y decir lo que realmente quiero escuchar?

   —Para nada —me observó —somos compañeros de trabajo y en dos días iremos a una misión. Cual sea el destino de cada uno, sentir o querer nos haría mal

   —estoy tratando de comprender —dije finalmente, pero fue como si no hubiese dicho una sola palabra, él continuaba mirando hacia el cielo, esta vez recostando su cuerpo sobre la tierra, sosteniendo su cabeza con ambos brazos tras de su nuca —... No sé si estoy pensando mal o bien, si es que estoy confundiendo las cosas, es complicado.

—Nada es tan malo si se siente bien, ¿sabes?

—Es complicado —asintió a mi reiteración.

Nos quedamos hundidos en un silencio profundo. Esta vez sentía que la hora pasaba volando, las estrellas se desplazaban frente a mis ojos y la luna las acompañaba; escapan, se funden y desaparecen.

—Siempre me observas y quitas la mirada cuando te veo. ¿Qué tienes para decir al respecto?

—¿qué puedo decir? —me pregunté buscando una rápida respuesta, algo creíble —... Te vigilaba, si te pasaba algo entonces, ¿que sería de mi? Si lo único que decías era "conmigo estás a salvo"

—¿Fallé en algún momento? Por que sé que te sucedieron cosas, pero fue en los momentos en los que te dejaba sola.

Y era cierto. Me pasaban cosas cuando estaba fuera de su vista, y ¿que puedo decir?... Simplemente sucedía y listo. Yo no portaba un arma para defenderme, no sabía de artes marciales o defensa personal, nada. Nada de nada.

   —Lo tomaré como un no, después de todo no recuerdo que haya sucedido lo contrario.

Me recosté junto a él. Observaba su perfil, sus ojos cerrados y su pecho levantándose en cada respiración.

   —¿Qué pasará en dos días, Grant? ¿Será que realmente tenía que terminar aquí?

   —Saldrás caminando, _____. Te irás, tendrás otro nombre y continuarás tu vida. Y si tengo que poner mi vida sobre la tuya, entonces voy a hacerlo.

   —¿Por qué?

Entonces sentí la tensión y los nervios que había estado esperando desde hacen poco más de un año. ¿Siente algo por mi?
Quizá si, o quizá no lo hace y sólo está jugando. Sus palabras me hacen ver lo contrario, y su sonrisa... Por fin se ve algo sincero en el y no es que crea que es un hombre de falasias. Es extraño, algo completamente nuevo en él hacia mi. Enseñarse más allá de lo que ha enseñado a la vista de todos es simplemente... Maravilloso.

Tall, dark and Handsome | Grant Gustin Where stories live. Discover now