02

1.1K 115 10
                                    

Perdida. Sólo sobé mi cabeza y tomé conciencia. Mi cuerpo tiritaba en cada movimiento que había que incluso respirar era doloroso. Iba a tomar asiento, pero mis abdominales temblaron obligándome a quedar recostada por otros minutos.

—Ya que estas despierta, podrías tomar agua. No hemos y no vamos a terminar hasta las nueve, ya te dije.

Era como una pesadilla. ¿Dónde estaba Grant? Lo necesitaba aquí para hacer reaccionar a todo estos hombres por que soy una simple muchacha oficinista metida en un gran lío.

David pasó su mano por mi espalda y cuando había tomado su mano, me ayudó a quedar sentada. Me obligó a dejar los pies estirados por que así él podría pisarlos y de una tirón me dejaría en pie.

—¿Qué clase de entrenamiento es este? ¡No siquiera me preguntaron cual era mi alimentación y mi peso, o cuando fue la última vez que hice algún esfuerzo físico de tal magnitud!

—No fue necesario. Con las muestras de sangre que el chico trajo días antes de que llegarás supimos que podíamos hacerte pasar por todo esto. Toma un poco de agua.

Recibir aquel vaso de agua fue como volver a la vida. A mi costado dejaron unas gafas y unos extraños audífonos.

—Es para que aprendas a disparar. Ven, vamos.

Caminamos hasta un pequeño recinto con un letrero de "Armería" en su puerta.
Al entrar comprendí que eran esas salas con distintas cabinas que del otro lado mantenía un blanco.

—Aprenderás a desarmar, armar, cargar y utilizar un arma.

—Suena fácil —comenté intentando darme un poco de apoyo moral. Tenía que saber hacer algo sin parecer una buena para nada.

—Sí. Suena.

En la mesa habían varios tipos de pistolas. Jamás había visto un arma así de cerca, a excepción de aquel día en la oficina con... Hendrick.

Estaba asombrada. El hombre sabía todo tan bien. Las municiones, los seguros, los calibres y todo eso para mi era obviamente nuevo. Y valía aprendido a armar y desatar una pistola en cuestión de hora. Me acomodé las gafas y los fonos para evitar el sonido de los disparos.

—Cuentas con cinco balas. El blanco se quedara frente a tu los primeros quince segundos, tiempo suficiente para que le des en el centro. Luego comenzará a moverse de izquierda a derecha a una velocidad mínima donde tendrás que disparar dos veces. Si pierdes la bala, será como perder tu oportunidad de dispararle al Calvo que tanto te asusta. Todo esto en un tiempo de diez segundos, luego el blanco se acercara y se alejará y tendrás que dar tus últimas dos balas. Sí fallas, comenzarás de nuevo.

—Entendido.

Acomodé bien a los que yo llamaba de fonos y me paré frente al blanco. Por primera vez dispararía una bala con una pistola, no sabía si tal fuerza iba a tirarme hacia atrás como lo he visto en alguno vídeos, o si las manos me cambiarían la dirección o si la física me jugaría en contra haciéndome quedar como una idiota que desperdició cinco balas en tan sólo cuarenta segundos...

   —No sé que es lo que tienes o que fue lo que vieron en ti para confiar de esta manera o al menos, creer que lo harías. Por que eres un desastre. En todo aspecto.

   —Hice lo mejor que pude... Puedo intentarlo de nuevo.

   —¿Intentarlo? ¡Tienes que hacerlo, no intentarlo!. Es todo por hoy, mañana te espero aquí temprano.

   —Pero aún no son las nueve —observé la hora.

   —Si, ya sé. No quiero verte, ándate de aquí ahora.

Tall, dark and Handsome | Grant Gustin Where stories live. Discover now