CAPÍTULO 18

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Lauren's POV

Qué cama tan cómoda. ¿Y qué era ese olor?

—Buenos días dormilona. —Aquella voz... Joder, ¡Ashley! No, no, no, aquello había sido realidad, no era ningún sueño. ¿Acababa de tener mi primera vez con una compañera de trabajo?

Abrí los ojos de golpe y me miré, estaba desnuda. La miré a ella, tenía puesto un simple tanga que me quedé mirando durante unos diez segundos hasta que reaccioné.

—Oh no. —Dije incorporándome, pasándome las manos por la cara. —Lo hicimos.

—Oh sí, tres veces. —Abrí más los ojos y la miré a ella, que sonreía con una taza de café en su mano. —Bueno, yo me corrí tres veces, no sé si tú dos. O más de tres. —Entrecerró los ojos dándole un sorbo a su café.

—¿Hice que te...? ¿T—Tuviste un...? ¿¡Conmigo!? —Me acercó una taza de café que miré atónita entre mis manos, y Ashley se sentó a mi lado.

—¡No! Uno no, tres. ¿Es que no me escuchas? —Parpadeé con los labios abiertos y negué sacudiendo la cabeza.

—No, no, no, no, no. Vamos a ver, si era la primera vez que besaba a alguien, ¿cómo cojones voy a hacer que te corras tres veces? —Me levanté de la cama y busqué mi ropa interior por el suelo hasta que la encontré.

—Pues no sé, sabes dónde está el clítoris, sabes mover la lengua y... No sé. Tampoco hay mucho más misterio en el sexo lésbico, ¿no? Oh sí, y tienes las uñas cortas. —Alzó las cejas mientras bebía, y yo me puse los jeans rotos por las rodillas a la velocidad de la luz, abrochándome el botón del pantalón. —¿No recuerdas nada?

—Lo recuerdo todo, ¡pero creí que lo fingías! —Me puse el sujetador alterada, sin saber siquiera por qué.

—¿Cómo voy a fingir que me corro? Tuviste que notarlo. —Es verdad, lo noté. Madre mía. —¿Qué te pasa? No es nada malo.

—Sí, sí que es algo malo. —Dije agitada, abrochándome la camisa de abajo arriba. —Eres mi compañera de trabajo, y, y, ACABO DE PERDER MI VIRGINIDAD. —Dije alterada mirándola. —Oh dios, oh dios.

—Eso decías anoche. —Soltó una risa y yo abrí los ojos como si fuese a matarla. —Oye, no es nada malo. Sólo fue un polvo, yo te enseñaba a ti para tener experiencia con la tía que te gusta y yo disfrutaba de ti. Nada más. —Se encogió de hombros poniéndose de pie frente a mí con una pequeña sonrisa. —Además, me sorprendiste.

—¿Por qué? —Ella suspiró y se encogió de hombros, abrochándome la cremallera que se había quedado abierta.

—Porque no estuvo nada, nada, mal.

—Sí, sí estuvo mal, mal, mal. —Me separé sacudiendo la cabeza. ¿Por qué me importaba tanto? —Tengo que irme, de verdad, mmh, gracias, supongo.

—Gracias a ti. —Sonrió quedándose apoyada en el marco de la puerta mientras yo salía de su casa.

¿¡Dónde iba a ir!? Oh, sí, al hospital. Necesitaba ver a Camila cuanto antes. Corrí hasta la parada del autobús porque iba a la misma altura que yo, y alcé la mano para que el conductor me viese, iba casi sin aliento.

Me senté al final y no paré de mover la pierna del nerviosismo. Se suponía que Camila debía de estar allí, pero, ¿por qué cojones la buscaba a ella? Ah, porque debía tranquilizarme. Eso es, eso es. Las buenas amigas hacen eso.

Bajé en la parada del hospital y corrí dentro, casi topando con el mostrador de recepción. Allí, una mujer rechoncha y bajita me recibió, quitándose las gafas de cerca.

blue nighttimes; camrenWhere stories live. Discover now