CAPÍTULO 48

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Michael's POV

—¿Cómo está Dinah? Quise ir a verla hoy pero supuse que irían muchos familiares. —Decía Calum jadeante mientras subía la velocidad de su máquina y corría.

—Bien. Me he pasado todo el día con ella. —Respondí en el mismo tono, notando cómo mis pulmones se resentían y quemaban. Había mejorado bastante desde que empecé a entrenar con Calum, ahora al menos podía seguir su ritmo sin querer morirme. La máquina paró al llegar a los veinte minutos y apoyé los brazos en las agarraderas, respirando agitado. —¿Sabes? No sé cómo comportarme con ella. Estoy nervioso, y esta noche la voy a pasar con ella.

—¿Por qué estás nervioso, hombre? —Bajamos de las máquinas y Calum bebía de su botella mientras yo me secaba el sudor con la toalla.

—Porque soy torpe, tío. No puedo hablarle a una chica, y menos a ella. ¿Qué pasa si se da cuenta de que no le gusto? —Me senté en una de las máquinas, cogiendo las agarraderas y comenzando a estirar los brazos a la altura de mi pecho, levantando el peso que ni siquiera había mirado.

—Joder, Mike, no puedes hacerlo mal. No le gustas, está enamorada y cualquier cosa que le digas estará bien. Bueno, no cualquier cosa, pero sé cómo tú eres. —Se encogió de hombros y solté un quejido levantando de nuevo las pesas. —¿Sabes que estás levantando sesenta kilos?

—¿Qué? —Miré las pesas y luego lo miré a él. —El caso es que... —Apreté los labios para seguir levantando. —Soy tímido.

—No, no eres tímido. Te da miedo cagarla, pero no eres tímido. —Seguí levantándolas incluso cuando mis brazos comenzaron a resentirse. —Además, cualquier cosa que le digas estará bien, la has librado de ese cabrón. Más bien, le has salvado la vida. —Suspiré y solté la máquina, moviendo los brazos al levantarme. Me quedé mirando al suelo con las manos en la cintura, y él se sentó en la máquina que yo había dejado. —¿Qué te pasa?

—Creo que tengo una idea.

Dinah's POV

Camila y Normani entraron casi a empujones en la habitación después de que mi madre saliese. Ambas se recompusieron, y yo las miré con los ojos entrecerrados, parecían nerviosas. Normani miró por la ventana al pasillo, abriendo un poco las rejillas de la persiana.

—¿Qué os pasa? —Pregunté tomando un poco de aire.

—Nada, venimos a curarte. —Las miré con desconfianza, y ladeé la cabeza. —Vale, queríamos venir nosotras y hemos mandado a tu enfermera a la cafetería. —Dijo Normani riéndose.

—¿Sabéis que si una enfermera se enfada con vosotras estáis muertas, verdad? —Normani se sentó a mi lado para curarme el brazo, quitándome las gasas que cubrían los puntos de sutura.

—¿Te imaginas que me importa que una enfermera se enfade estando tú aquí? —Respondió Camila riéndose, mientras me curaba la herida con cuidado.

—Mmh... ¿Puedo preguntaros algo? —Tragué saliva al pensar la pregunta. Ambas se miraron entre sí y asintiendo, para seguir haciéndome las curas con máximo cuidado. —¿Qué ha pasado con... él? —Normani soltó un suspiro, dejando el algodón que había usado en la bandeja.

—Oh, ¿se lo quieres explicar tú? —Camila abrió los ojos mientras abría un adhesivo para ponerlo bajo mi pecho. —Le dije explícitamente "Normani, piensa como una cirujana", ¿y sabes con qué pensó?

—Mira, verdad, yo no tengo la culpa de que tengas una moral intacta y vayas a ir al cielo, que tengas ya el chalet al lado del de San Pedro. —Apreté los ojos moviendo la cabeza sin entender nada.

blue nighttimes; camrenWhere stories live. Discover now